El hombre es un ser libre por
naturaleza. Como ser humano, responsable de su misión de vida y la de su
familia. No es perfecto, pero igual le asiste el derecho a disentir y expresar
su disentimiento. A socializarse y luchar permanentemente para lograr fines
colectivos. Los de bien común. Por ello,
institucionalizó la democracia como sistema de vida política que le permitiera
vivir bajo un orden, unas reglas claras de convivencia y unos poderes garantes
del equilibrio social en igualdad de condiciones y oportunidades para todos.
La democracia es perfectible. Deja a
los pueblos siempre la posibilidad de rectificación y reconducción de sus destinos
cuándo éstos no están siendo dirigidos y administrados por sus dirigentes con
eficiencia, transparencia y respeto a la propiedad privada o ciudadana. Lo
ocurrido el domingo pasado con ocasión de las elecciones legislativas, lo
confirma.
Es la primera victoria en estos
últimos 17 años de la oposición frente la hegemonía chavista. Tiene varias
lecturas que ganadores y perdedores no deben dejar de analizar; pues las cifras
finales superaron estimaciones y expectativas que ambos sectores tenían de
caras al 6 de diciembre. Estas son: 1. La primera: un VOTO CASTIGO contra el régimen
por la soberbia de insistir en la imposición de un modelo político-económico en
contra de la voluntad del pueblo. Asfixiante, centralizador de todas las
funciones del estado, controlador del ciudadano, divisor de clases, enemigo de
la productividad, las libertades y la autocrítica. Imputador sistemático de sus
desaciertos a otros factores (internos y externos), cómplice de la corrupción y
desinformación ciudadana. Una gestión pública autoritaria sin controles que
produjo con el tiempo, como se esperaba, una crisis económica y social severa por
el desmantelamiento de las instituciones y la destrucción total del aparato
productivo público y privado.
Los resultado, no tengo dudas, estuvieron
influenciados significativamente por los estragos de la crisis económica que
entró, sin pedir permiso, en cada una de las casas de los venezolanos, quienes desde
el año pasado venían convirtiéndose en testigos silenciosos de la pérdida progresiva
y brutal de la calidad de vida familiar. En otras palabras, la crisis resultó el
mejor aliado estratégico de la MUD; mientras para el bloque patriótico, su
principal contrincante y pesadilla.
2. La segunda: exigió CAMBIO. Los
venezolanos hartos de espera y frustraciones acumuladas, decidieron no seguir
acompañando el proceso en marcha. Este se traduce en exigencia de controles, leyes facilitadoras,
no obstructoras, del progreso y desarrollo humano; apoyo a la producción
nacional; combate frontal contra la corrupción e impunidad. Garantía de
libertades.
3. La tercera: invocó la UNIDAD
NACIONAL. Una unidad más allá de los partidos, que la integren, entre otros, factores:
económicos, sociales, académicos, estudiantiles, gremiales, culturales,
deportivos, ONG.
4. La última: demandó SOLUCIONES.
El país ya no quiere oír más promesas ni vivir de buenas intenciones. Exige le
resuelvan, sin excusas, sus problemas de: alimentación, salud, educación,
trabajo decente, bajo poder adquisitivo, seguridad y justicia. La vía
ineludible e impostergable, es construyendo un DIÁLOGO directo, franco, cordial
y respetuoso. No hay pretexto alguno para que en 2016 el gobierno y la nueva
Asamblea Nacional lo trabajen, pensando en los mayores y mejores intereses de
la nación, que somos todos. El panorama económico y social del próximo año, lo
amerita sin dilación. Urge crear condiciones para un nuevo tipo de relaciones
políticas como el mejor atajo para convenir un nuevo orden económico productivo
viable y seguro.
Entretanto, los ciudadanos
seguiremos activos y expectantes -más
que nunca- para ver quién ignora o desobedece nuestro mandato.
Presidente
del Ifedec, Capítulo Bolívar @renenunez51
Los
domingos, 8 a 9 am, en Onda Global por Onda 97.3 FM
Ojalá haya la madurez para que esa sinergia se dé. Dudo mucho de que del lado de allá la haya.
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