miércoles, 21 de enero de 2015

Despertar y rectificar es el momento



“EL pueblo no se equivoca”, dijo una vez el ex presidente Rafael Caldera emulando una frase de Perón. Afirmación que no es del todo cierto. Soy de los que piensa que sí se ha equivocado y muchas veces. El pueblo venezolano es un ejemplo de ellos en América Latina. Se equivocó con la escogencia de Lusinchi, con los segundos mandatos de CAP y Caldera, con Chávez (dos veces) y, ahora, con Maduro. Ha tenido mejores opciones pero se ha ido por lo carismático y las emociones populosas.  La de Chávez y Maduro han sido -no tengo duda- las peores selecciones.  En la propuesta electoral del 98 nunca se le habló al pueblo de socialismo comunismo, como muy bien lo aclaró en su oportunidad Fidel Castro cuando Chávez titubeó ideológicamente a la hora de definir el proyecto de “Socialismo del siglo XXI”; el cual resultó en un modelo de controles e intervención estatal.  Autoritario y centralista. De la democracia,  hasta ahora, solo han conservado y respetado el derecho del voto; aunque últimamente crece la duda e incertidumbre política si lo van a seguir promoviendo y defendiendo cuando ya no cuenta con las mayorías nacionales.
 En 16 años de supuesta revolución social, hemos visto la cara de un régimen que miente, falsea estadísticas, oculta y manipula informaciones, aprieta a medios de comunicación social, arremete contra productores, empresarios y comerciantes privados y, reprime y amenaza de encarcelar todos aquellos que disientan o protestan sus derechos democráticos, sus derechos humanos, sus derechos de progreso y desarrollo individual y colectivo.
 Este régimen se ha hecho el desentendido con los enriquecimientos ilícitos de funcionarios, personas y familiares afectos a la revolución. No ha guardado las apariencias de vocación y concentración de perpetuarse en el poder, menos de sus incapacidades manifiestas para solucionar los problemas de la gente. Con una propaganda masiva y grosera permanente ha venido trastocando lo humano y lo ético. Haciendo uso del “marketing” de estos tiempos, no deja de vender una realidad de país que nunca ha existido.  
 La compra de conciencia, los operativos disfrazados de misiones, ha sido una característica de gestión para mantener esperanzados a los grupos más vulnerables; quienes para adquirir un alimento o servicio público deben pasar horas en colas interminables. Los ciudadanos mitigados por la carestía, la escasez, se olvidan por momentos de su devaluada calidad de vida, del funcionamiento parcializado de las instituciones públicas, de la falta de empleos decentes, de la corrupción, de la inseguridad y de la injusticia. Mientras en una democracia funcional el Estado se debe a los ciudadanos, en este tipo de socialismo los ciudadanos se deben a la revolución  a la cual hay que defender por encima de cualquier necesidad social.
 Cotejando  indicadores económicos, financieros y sociales de 1998 con los de 2014, éstos están totalmente desmejorados. El 2015 se ha iniciado bajo el sombrío panorama de una temible recesión económica en proceso (inflación sin producción, escasez, devaluación continua), con un precio del crudo criollo bajando rumbo a los $30/barril y, un déficit fiscal inmenso que el BCV todavía no se atreve a informar la cifra real. El petróleo sigue proveyendo el 96% de las divisas, con un servicio de la deuda por el orden de los $12.000 millones este año.
 Una República incapacitada para cumplir con sus compromisos nacionales e internacionales con recursos propios; depende exclusivamente del préstamo foráneo, después de haber contado con un billón y medio de dólares recibidos por renta petrolera, además de lo recibido por concepto de préstamos  estimado  cercano a los 270 mil millones de dólares.
 Todos los análisis serios, incluyendo el de la iglesia católica de la semana pasada, coinciden que la grave situación del país tiene una causal única: el modelo político aplicado en todo este tiempo de gobierno revolucionario. Ante la exigencia de rectificación del gobierno hecha por la sociedad venezolana, la repuesta de Maduro no se hizo esperar a la llegada de su largo periplo por Rusia, Irán, Arabia Saudita, Qatar y Portugal “Profundizaremos el modelo socialista” en marcha. Es decir, empeoraremos.
 Como la soberanía de la democracia reside en el pueblo, éste tiene en sus manos el derecho de reivindicarse políticamente para exigir al gobierno un diálogo nacional de compromisos con todos los sectores para superar la catástrofe social que la tenemos a la vuelta de la esquina, cuyas consecuencias nefastas son impredecibles si no se toman medidas serias, consensuadas, correctas y acertadas. El pueblo tiene los mecanismos previstos en la constitución del 99 para hacerlo. Además del voto en próximas elecciones parlamentarias.
 Las encuestas confirman la derrota política del modelo: el 87% prefieren la empresa privada ante la pública, el 92%  está en desacuerdo con las expropiaciones, incluyendo la mayoría de los seguidores del chavismo- madurismo. Más claro no canta un gallo.
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar      @renenunez51                                

1 comentario:

  1. Bien dicho.
    Al chavismo le han ingresado el equivalente a unos 10 planes Marshall traídos a valor presente. Con uno solo se recuperaron 17 países devastados en Europa. Aquí ha entrado el equivalente para recuperar 170 países. El resultado está a la vista.

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