martes, 10 de junio de 2014

¿Destructores o hacedores de bien común?


                        
 En América Latina, suele escucharse a nivel de crítica gubernamental “los pueblos se merecen los gobiernos que tienen”, yo le agregaría “y los líderes y la oposición” también
 Pues se trata de una responsabilidad individual de ciudadanía de procurar elegir los más honestos y capacitados en la conducción de sus destinos. Cuando no se ejerce ese derecho con responsabilidad y objetividad, muy difícilmente se puede esperar una gestión eficiente y transparente.  Por lo general, las probabilidades de asegurarla  dependen de los recursos humanos capacitados, con experiencia, voluntad de logros y probada honestidad que se elijan para gobernar; independientemente del color o la ideología en que se apoyen. Gente buena, preparada y honesta las podemos encontrar en cualquier organización
 La democracia la entendemos como un proceso de mejoramiento continuo de las condiciones sociales en favor del desarrollo integral individua y colectivo de los miembros y sectores integrantes de una sociedad. Bajo un orden capaz de armonizar los variados y complejos intereses sociales con preeminencia de valores como los de la justicia, del respeto, de la igualdad, de la tolerancia, del trabajo creador productivo y de la dignidad humana
 Casi todas las toldas políticas coinciden en la necesidad de garantizar el bien común como misión de Estado; las diferencias radican en la visión como lograrla.  A la luz de la historia del pensamiento político religioso moderno, en lo espiritual, la humanidad ha estado dividida en tres grandes corrientes religiosas: judaísmo, cristianismo e islamismo. En lo político ideológico: socialdemocracia, socialcristianismo y socialismo comunismo; aunque en los últimos veinte años, hay un socialismo (el democrático) distanciado del comunismo
 Conservadores y liberales. Etiquetas convencionales de izquierda, de centro y de derecha, forman parte también de ese juego político semántico a que nos han estado acostumbrando a la hora del debate electoral sus protagonistas. Aunque en la práctica las diferencias se reducen sustantivamente a nivel de ejercicio y de resultados. Lógico y comprensible, porque la democracia en sí conjuga derechos, deberes, y obligaciones universales, cuyo cumplimiento o incumplimiento en  mayor o menor cantidad tiene que ver fundamentalmente con la eficiencia, el orden, la justicia y el bienestar común
 La gobernabilidad no es más que dar satisfacción a las necesidades del ser humano en su entera naturaleza espiritual, material, moral y corporal, proporcionando la paz, la cultura y todo lo necesario para facilitar el desenvolvimiento pleno de su razón de ser, de su existencia
 Gobernar para todos, un compromiso ineludible. Incluyendo la previsión responsable de los bienes y recursos necesarios para las generaciones por venir.  No se puede excluir a nadie de los beneficios del estado justificando religión, sexo, raza, convicción ideológica o posición social o económica.  No basta la buena fe  o buenas intenciones para dirigir un país. Se requiere de logros tangibles. De buenas obras y servicios. La satisfacción de la gente de sentirse segura,  respetada de sus derechos, protegida y defendida de sus intereses, de contar con una vida provechosa, ordenada, justa y libre en la sociedad. La garantía de un modo más humano de vivir
 El Estado se debe a los ciudadanos y no los ciudadanos al Estado. Su deber ser es la de servir a las personas, asegurando el desarrollo personal de todos los que le están subordinados. La misión terrenal de cumplir con la colectividad para hacer de su destino temporal y eterno además de poder lograr, de manera individual o propia, el mayor bienestar posible
 Si analizamos al actual régimen que tenemos desde hace 16 años en nuestro país, tomando en cuenta las razones antes mencionadas, legítimas y humanas, podremos darnos cuenta de la brecha que nos separa como sociedad y Estado del desarrollo humano en democracia. Los resultados están a la vista a todo nivel: una producción nacional diezmada, controlada, amenazada; con una dependencia casi total de la renta petrolera,  de la importación de productos, bienes y servicios;  una inflación disparada (60%), un elevado costo de la vida, un desabastecimiento alrededor del 30%, escasez de alimentos y medicinas, un aumento de la pobreza crítica (6%), violaciones de derechos democráticos y de derechos humanos, censura a medios, negación y criminalización de derechos a protestas y huelgas, persecución y amenazas a la dirigencia opositora, sumisión de los poderes públicos al poder ejecutivo, entre otras desviaciones, confirman nuestra hipótesis que el bienestar de los pueblos nada tiene que ver con socialismo u otra corriente política o ideológica sino de resultados. Lo demás sobra

Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar      @renenunez  

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