No son unas elecciones municipales cualquiera
la de este próximo domingo. No olvidemos el tiempo concedido adicionalmente por
el CNE a alcaldes y concejales; decisión que consideramos un irrespeto a la democracia y al ciudadano común. Para
algunos municipios la prórroga concedida le fue muy bien en resultados, por
mencionar uno, entre otros, el de Sucre con Carlos Ocariz. A otros, no les
fue nada bueno, pues el deterioro de los servicios públicos básicos y la escasa
transparencia administrativa fue evidente como fue el caso del nuestro: Caroní.
José Ramón López inició su gestión con buena receptividad
popular en materia de asfaltado y señalización con el dinero dejado en caja por
el anterior burgomaestre: Clemente Scotto. Después de casi 5 años de mandato la
percepción de la gente cambió radicalmente por la incapacidad manifiesta
para resolver el grave problema de
recolección de desechos sólidos, líquidos y gaseosos; el de la seguridad
ciudadana, el del transporte, el del orden urbanístico.
No se dispone de una información oficial veraz
y confiable sobre la ejecución presupuestaria por parroquia y general; el
alcalde socialista personalizó la responsabilidad pública, llegando al extremo
de colocar su nombre en instalaciones, en
vallas y en todos los equipos móviles del ayuntamiento.
Las vecindades ya no aprecian al actual
regente del municipio Caroní como un funcionario comprometido con el progreso, con el desarrollo,
con la defensa de sus intereses comunitarios; lo tildan de excluyente por su
conducta contra quienes que no comulgan con la ideología del régimen; siguiendo
al pie de la letra la estrategia nacional de promover divisiones y lucha de
clases.
A nivel de transporte se involucionó con las
llamadas “perreras”, convertidas en el medio común de transporte urbano, donde
inocentes han perdieron sus vidas y el
atraco a mano armada viaja junto. El tránsito por las arterias viables, un caos
total. Los conductores de microbuses no respetan paradas ni capacidad permitida
de las unidades ante la mirada complaciente de las autoridades. Amén de los
gases tóxicos producidos por vehículos livianos y pesados. Vertederos de basura
creados no solo fuera de los perímetros de la ciudad sino dentro de las mismas
urbanizaciones residenciales e industriales. Para protegerse de la inseguridad
las comunidades organizadas se han visto en la necesidad de cerrar sus
urbanizaciones, a falta de una autoridad que haga respetar las ordenanzas y las
leyes. Ni orden, ni disciplina ni respeto de los derechos ciudadanos
individuales y colectivos.
Un Concejo de ediles grises, sumisos a los
lineamientos recibidos por el partido del gobierno. No han cumplido cabalmente con
la sagrada misión de controlar la gestión municipal, elaborar nuevas ordenanzas
para mejorar la calidad de vida de la gente.
Ante esa realidad, este domingo 8 de diciembre
los guayacitanos saldremos masivamente a
votar unidos por el cambio para darnos la oportunidad de un municipio de
primera con ciudadanos de primera, que nos garantice la devolución del pago de
los impuestos con servicios públicos eficientes y transparente, donde podamos
todos participar en la elaboración y la ejecución de los presupuestos
parroquiales, la revisión de ordenanzas, pero sobre todo, ejercer la auténtica contraloría
social disponiendo de un sistema de información
libre y accesible, para saber a
ciencia cierta donde se está invirtiendo los recursos tributarios. La mejor opción
para garantizarla es la propuesta de candidatos de la MUD, distinguiéndose la
de Wilson Castro como alcalde por su capacidad,
el conocimiento que tiene de los problemas, sus cualidades gerenciales y
el equipo multidisciplinario de profesionales y técnicos con experiencia y decencia pública y privada probada,
responsable del plan de gobierno para
lograr la transformación en positivo de la ciudad de los dos ríos, el Orinoco y
el Caroní, la que siempre hemos soñado.
Presidente del Ifedec, Capítulo Estado Bolívar @renenunezr
Esperemos que así sea. Y que no solo aquí, en el resto del depauperado país.
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