jueves, 1 de agosto de 2013

Despertemos, tomemos conciencia de la mediocridad



 No estamos bien como sociedad. Ni andamos transitando el camino de bien común y de justicia. Cada uno de los grupos sociales, económicos y políticos insisten por su lado construir el suyo. Con sus propias verdades. Echando la culpa de lo malo de sus actuaciones al otro.  Negando espacios y oportunidades para el encuentro de visiones compartidas en el diseño de un futuro mejor y seguro.  Algunos adolecen de una dosis de humildad.
 La ciudadana venezolana  está obligada a aunar esfuerzos en la búsqueda de  un alto desarrollo humano como nación. Ello requiere del concurso y el consenso de las mayorías en la apuesta de un proyecto de país viable en lo económico, con equidad en lo social y respetuoso del medio ambiente. Por separado, muy difícil lograrlo. Más cuando se está ante un gobierno intolerante ante la crítica, las demandas laborales y sociales, las denuncias de irregularidades administrativas. Empecinado en la manifestación de fuerza que la del diálogo. No hay otro mecanismo mejor  para evitar desenlaces lamentables como el encuentro civilizado entre posiciones antagónicas.  La adopción de soluciones unilaterales termina por lo general en conflictos.
 En los regímenes  autocráticos y excluyentes, como el nuestro, los conflictos se producen justamente por falta de un “diálogo” sincero, bien intencionado. El que ha creado el gobierno no ha dado resultados en ninguna parte, el de las mesas técnicas. Se han convertido en una estrategia política de evasión de responsabilidades, retardando y complicando las soluciones de los problemas, y saben ¿por qué?  Las integran  solo con personas fichas del régimen. Los sectores afectados no tienen representación genuina.
 Por otra parte, el gobierno continúa apelando a la represión de manifestaciones, criminalizando las protestas, desacreditando las posiciones de los protestantes o denunciantes de los abusos y de las desviaciones constitucionales. Utilizando los poderes públicos a sus caprichos. Allanando  inmunidad a parlamentarios por conveniencia política.
 La historia del mundo del desarrollo registra ejemplos de sociedades que después de lidiar por muchos años con problemas más agudos e intereses irreconciliables que los nuestros, lograron superar las barreras del egoísmo, de la arrogancia, de las antipatías, de los odios, de los resentimientos, de la segregación racial o religioso. Con mucho diálogo,  al final,  se pusieron de acuerdo para pugnar unidos en la búsqueda de la prosperidad con educación, productividad, creando empleos y sueldos dignos en paz, pero, sobre todo con reconocimiento de la diversidad  de las ideas y de los pensamientos. El éxito les vino acompañado de la inclusión, de una administración de justicia equilibrada,  capaz de garantizar la igualdad en el acceso de los servicios del estado y en el trato ante la ley.   La Venezuela de ayer, la de hoy, sigue en deuda con la de mañana. Sigue la improvisación de la función pública. No hay un plan de la nación a largo plazo. No hay continuidad administrativa. Cada nuevo gobierno  toma posesión y parte su gestión desde cero.  
 La población sigue encerrada en un círculo vicioso, el de la polarización política e ideológica, que  nos desune.  Los resultados macroeconómicos de los últimos años muestran a las claras la falencia de una gerencia pública eficiente y pulcra. Ausencia de administración de justicia y de controles. Con una inflación alta. Un poder adquisitivo débil y reducido.  No se dispone de divisas suficientes para cubrir las necesidades de importación de bienes y servicios. Los ingresos petroleros ya no alcanzan, se depende fundamentalmente del endeudamiento interno y externo.
 La preeminencia de lo ideológico sobre lo económico sigue siendo prioridad  de Miraflores. Cuando ya nos habíamos olvidado de la lucha de clases, nada más perverso y anti humano, apareció disfrazada de autocracia en estos catorce años.  Pareciera más importante para los que nos gobiernan el cultivo y mantenimiento de la división entre venezolanos.
 4.000 muertos estos últimos 100 días. El promedio escolar nacional de 11.2 puntos.  En el municipio  Caroní, sector San Félix, de 2 que entran al sistema escolar 1 termina el bachillerato. De 10 niñas menores de 17 años, 1 está embarazada, y ya han tenido un parto. Son cifras, entre muchas, aterradoras que nos  da una idea de la mediocridad de sociedad que tenemos, donde los ciudadanos no podemos seguir siendo indolentes e indiferentes  frente a ella, mañana puede ser tarde o peor sino entramos en razón y en defensa de la democracia, de los valores y los principios, de las libertades. De una mejor calidad de vida integral. Entretanto, la dirigencia sigue ocupada  solo en elecciones. Muchos aspirantes, pocos preparados con voluntad de logros. Demócratas hacia afuera, autoritarios hacia adentro.


Presidente del Ifedec, capítulo Bolívar              @renenunezr  

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