viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Qué nos pasa Venezuela?



 El 2012 que está por irse en pocos días no satisfizo mis deseos como ciudadano creyente de la prosperidad, de las libertades, de la diversidad del pensamiento y de la acción, de la solidaridad inteligente y de la participación permanente para exigir cambios en procura de una mayor y mejor calidad de vida integral individual y colectiva. Descontento estoy por los resultados de gobernabilidad como los electorales de este año.
 El balance del gobierno quedó de nuevo en rojo, a pesar de los inmensos e incuantificable (porque el gobierno no informa) recursos recibidos provenientes por venta petrolera (promedio anual de 95 dólar por barril), impuestos (IVA y Seniat), préstamos nacionales y extranjeros; los cuales volvieron a resultar insuficientes para ponerse al día con los compromisos laborales, reflotación de las quebradas empresas estatales de Guayana, mejoramiento de la infraestructura sanitaria, construcción de viviendas, recuperación y nueva construcción de infraestructura vial, inversiones en materias: agroalimentaria, educación, seguridad y programas sociales productivos en los sectores sociales mas vulnerables. La inflación se mantuvo por enésima vez en dos dígitos, la devaluación de la moneda continuó su carrera de deterioro de nuestro ya frágil poder adquisitivo,  desaparecieron productos alimenticios y medicinales.
 Por otro lado, se siguió adelante con el proyecto socialismo comunismo del siglo XXI excluyendo en lo político, en lo económico, en lo social a todos aquellos venezolanos y venezolanas no simpatizantes o comulgantes del proceso totalitario en marcha.  
 En cuanto a lo electoral tuvimos dos comicios, el de las presidenciales el 7-O y el de las regionales el 16-D, ambos ganados por el oficialismo.   Si uno lo analiza desde el punto de vista lógico y racional tomando en cuenta la realidad de país que tenemos y padecemos, no encontramos explicación alguna. La excusa de la Oposición de atribuir a la abstención la última derrota no es válida porque en las presidenciales participó el 80% de electores, y en la de gobernadores y diputados regionales el 47%. Y ganó Chávez. Con resultados económicos  y sociales inferiores a los del 98, excluyendo, mintiendo, impidiendo la descentralización, restringiendo las libertades, afectando la economía y propiedad privada, sin controlar la corrupción, la inseguridad, sin estimular la producción de bienes y servicios nacionales, por el contrario siguió con su política de importación  que ronda por los 50 mil millones de dólares.
 Algo pasa a nivel de la Oposición. De su dirigencia. Que después de 14 años no ha podido ganar una elección a Chávez, cuya única fortaleza política sigue siendo su excepcional poder de comunicación con las masas para transmitir esperanzas de un “futuro edén” sin fecha de compromiso, y sin vergüenza alguna recordar de vez en cuando a sus seguidores  “No importan los apagones,  la inseguridad, los huecos de las calles, no tener que comer, ni vestirte, con tal de defender la revolución, la patria que es él”
 La Oposición en vez de buscar “chivos expiatorios” para justificar las derrotas recibidas como las de este año, lo que tiene que hacer es más bien revisarse en lo interno, reconocer sus errores y desaciertos para no repetirlos de nuevo. Debe prepararse desde ya para un escenario sin Chávez en la presidencia, muy probable por su evidente deterioro estado de salud; cualesquiera sean las nuevas estrategias a ejecutarse, las mismas deben asumirse bajo el compromiso ineludible e impostergable de la unidad de todos los factores democráticos; pues Chávez sigue demostrando tener conexión afectiva con el pueblo; y cuenta con un Estado complaciente con sus arbitrariedades. Feliz navidad. No veremos de nuevo en enero 2013.
Internacionalista.  @renenunezr 

1 comentario:

  1. Ciertamente que 1) la oposición no ha calado lo suficiente en la población, además se pensaba que la mejor campaña era el pésimo gobierno, pero a la gente le gusta, 2) la gente aún no está preparada para el mensaje de la oposición, cosa que también creo que es cierta. Ya en tiempos de Aristóteles, él escribió en su Política, que las clases bajas sienten regocijo y alegría cuando ven caer a las altas. Este gobierno se alimenta de eso, y de un lenguaje religioso del líder para sus seguidores. Hay otra cosa, que noté cuando estuve medio metido en la campaña opositora: no son mucho mejores que los que gobiernan. Hay gente buena, claro, y no son mala sangre ni incompetentes, pero los mueve sus motivaciones personales, cero altruismo, solo quieren estar en la buena, no hay un sentido genuino de querer transformar, solo de hacer negocios cuando estén en el poder sus compinches. No todos, pero los suficientes. Esperemos que la mejor campaña rinda sus frutos: el pésimo gobierno y la vía totalitaria que se cierne sobre nosotros, despierten a la población dormida.

    ResponderEliminar