Regresamos como todos los años renovados de bríos
para continuar escribiendo como lo hemos hecho en los últimos treinta años, en
defensa de valores y principios humanos y democráticos únicos garantes para
evolucionar como sociedad en paz y en progreso y donde la nuestra sigue en
deuda en calidad de vida integral.
Convencido que con la verdad ni ofendo ni temo, este 2013 seguiré
-mientras se pueda- pugnando por una Venezuela
mas próspera, segura y justa sin exclusión alguna; y esto pasa por la erradicación de la pobreza moral
y ética en muchos dirigentes de gobierno pero también en muchos dirigentes aspirantes
a gobierno del futuro cuya prioridad es común: servirse asimismo.
Después de tantos 23 de enero celebrados
políticamente en los últimos cincuenta y tres años, los resultados del país que
tenemos no son nada satisfactorios ni halagadores si lo asociamos a la inmensa riqueza
humana, económica y financiera que hemos tenido y seguimos contando.
Hoy tenemos una Venezuela que en lo económico
depende en un 80% de la importación de bienes y servicios, y en lo político, de los
caprichos e intereses de un régimen (comunista) extranjero, el cubano, desde
donde salen órdenes y directrices de gobierno; con la descarada complicidad y
aceptación del nuestro, quien no oculta ni tiene empacho político para ufanarse
de esa –supuesta- ayuda, que todos sabemos no es tal por el subsidio petrolero y
la triangulación comercial con la isla de los castros.
Por otro lado, la deuda externa supera los
135 mil millones de dólares, la fuga de capitales sobrepasa los 145 mil
millones de dólares, la ayuda a otros países exceden anualmente los 7 mil millones de
dólares, el servicio de la deuda en dos años suman 38 mil millones de dólares,
la inflación sigue alta en dos dígitos, la moneda criolla súper devaluada, el
poder adquisitivo cada vez paupérrimo, la escasez, la especulación, el
creciente mono de los pasivos laborales y los pagos pendientes a empresas
expropiadas, si a estas cuentas le sumamos la confusión reinante de la
legitimidad de las decisiones que se vienen tomando en nombre de la república, los
problemas graves de la inseguridad, de la corrupción, las hipoteca a futuro de
producciones de empresas básicas, etc., no cabe duda, entramos en un nuevo año muy
complicado y con pocas esperanzas de rectificación por quienes nos desgobiernan
los últimos catorce años donde lo más importante para ellos ha sido la
revolución y la figura emblemática de Chávez como su jefe supremo y eterno.
Entretanto, la alternativa (la
Oposición) para cambiar el estatus quo chavista, sigue encontrada en sus propósitos e
intereses personales y grupales donde lo electoral priva como lucha, ignorando
la unidad en defensa del sistema democrático, la cual debe constituirse a largo
plazo; pues aquí se viene implantando a la calladita un régimen parecido al
cubano con el descaro del apoyo directo e indirecto de la familia Castro. Tanto
los actores de la vieja forma de hacer política como los nuevos, muchos de
ellos diferenciados solamente por la edad biológica, siguen difusos y repitiendo
los mismo vicios y las mismas estrategias pretéritas. Mientras los partidos opositores,
cada uno por su lado anda ocupado en como beneficiarse de las alianzas
electorales imponiendo o exigiendo cuotas de poder, el chavismo con apoyo de
los poderes públicos aprueban leyes, dictan sentencias, violan normas a todo
nivel, anuncian radicalización del proceso -esta vez- apurados por la penosa enfermedad que padece
su máximo líder, quién en su último discurso en diciembre nombró como su
sucesor a Nicolás Maduro.
Internacionalista. @renenunezr
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