Los años siguen pasando y Venezuela
no cambia. No se ha sabido aprovechar las ventajas comparativas: un territorio
pequeño, con unos 30 millones de habitantes, con un subsuelo rico en minerales,
suelos fértiles y unas condiciones geográficas y ambientales apropiadas y
benignas para el aseguramiento de una planificación estratégica de desarrollo exitosa,
que cualquier otro país más inteligente y consciente que el nuestro lo hubiera
logrado en poco tiempo.
Llevamos 60 años de
supuesta vida democrática y la nación no ha avanzado; por el contrario,
involucionó hasta tal punto que la mayoría de los venezolanos ha empobrecido en lo político, lo económico, lo
social, lo espiritual y lo familiar. Una crisis humanitaria sin precedentes,
bajo el dominio autoritario de un modelo político donde la vida, el raciocinio
humano, la libertad no tiene valor menos prioridad en las políticas públicas;
si es que se les puede calificar como tales.
Por otro lado, seguimos teniendo
gran parte de una dirigencia prejuiciada, de escasa imaginación creadora, mezquina
y viciada que desgraciadamente han contribuido históricamente en ponernos como
población en desventaja frente al desarrollo. Qué no terminan de aprender de sus propios
desaciertos y fracasos, alejándonos las
posibilidades del aprovechamiento de las oportunidades para los cambios
estructurales necesarios de rescate de la institucionalidad y del camino que
nos permita la transformación de una sociedad parasitaria y viciada a una libre,
productiva, decente con calidad de vida integral. Una sociedad transformadora
de bienes y servicios en progreso y desarrollo nacional.
Comencemos a rechazar o
desconfiar en las personas indeseables de la política y de la gobernabilidad, que
nos continúan haciendo mucho daño a nuestros proyectos de vidas. Dejemos de ser
parte de esa sociedad de cómplices que ha facilitado las tropelías de los
transgresores de la ley, de la moral y la ética pública.
Una cruda realidad nacional que no se ha
querido reconocer ni debatir. Esos dirigentes maulas los tenemos en el poder
pero también los hay, esperando la
ocasión para asaltar el poder y repetir iniquidades públicas similares.
Para superar estas vilezas,
comencemos entonces a reconocer las causas y los actores responsables de
nuestra tragedia humana país. Buscando y apoyándonos en los que seguimos
creyendo en valores y principios: morales éticos, espirituales, humanos y
sociales. Fortalezas claves para construir la sociedad que queremos y nos
merecemos; potenciando el intercambio de las mejores experiencias
intelectuales, productivas, humanas y espirituales con gentes diversas que
tenemos de sobra adentro como afuera. La apuesta política es a la decencia, a
la excelencia educativa, a la excelencia sanitaria, a la excelencia productiva,
a la seguridad y al bienestar de todos sin distingo de clase o estatus alguno.
“El conocimiento habla, la sabiduría escucha”, Jimmy Hendrick. (Edición
1457).
@renenunez51 Instagram renejesusnuñezrodriguez elportachueloderene.blogspot.com
Pueden oírme en “Dialéctica”, lunes a
viernes, 8 a 9 am por News 105.3 FM
www.news1053fm.com
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