sábado, 25 de agosto de 2018

¡Basta de país subdesarrollado!





Diría mi mamá, este país  no tiene pie ni cabeza. Con tanta riqueza material y humana de la cual como sociedad nos hemos alabado siempre, se nos ha hecho esquivo su transformación en progreso y desarrollo humano integral.
Hoy, quiero insistir de nuevo en los factores claves que necesitamos reconocer y aplicar para superar los complejos y prejuicios políticos, económicos y sociales que arrastramos desde la colonia y que nos impiden avanzar con dignidad, libertad e inteligencia por la vía correcta, decente, próspera y segura.
Sin crecimiento económico (PBI: capital y trabajo) no se puede prosperar y eso es lo que el régimen de turno de estos últimos veinte años no pareciera estar interesado en promover. Por el contrario,  insiste tercamente en tomar decisiones económicas no concertadas ni racionales menos estimulantes para faciltar la producción de bienes, alimentos y servicios en el país de la mano de un sector privado vigoroso.
El abandono de la actividad agropecuaria y la baja producción industrial en estos años ha aumentado la dependencia de la importación en un 95%. Sin una balanza comercial favorable equilibrada o con ganancias, muy difícil se podrá transitar el exigente camino del desarrollo.
La inestabilidad política por su lado conspira y empobrece aceleradamente al pueblo.  Con el alto grado de violencia, el irrespeto a las normas, la escasa transparencia y la ausencia de diálogo entre gobernantes y gobernados, hace de la convivencia social más difícil y traumática.
El índice de Desarrollo Humano (IDH) mide 3 dimensiones de la vida humana: salud, educación e ingresos. En otras palabras, la expectativa de vida al nacer, al derecho humano de tener una vida larga y saludable. Un promedio de años de escolaridad alto en los ciudadanos; reflejando la capacidad de la población de tener saberes y conocimientos amplios y efectivos. Asimismo, unos ingresos decentes pars cubrir las necesidades básicas.
Otro tema tiene que ver con la equidad social, igualdad de género y bajos niveles de pobreza. Ha de pasarse del discurso diario de promesas al de realizaciones concretas y medibles.
Si bien es cierto estos factores opacan el desarrollo país; no es menos cierto, que la corrupción sigue convirtiéndose en el elemento medular socavador de la gobernabilidad, potenciando la deprimente crisis existencial y democrática que hoy padecemos los venezolanos. (Edición 1457).

Internacionalista. @renenunez51
Instagram renejesusnuñezrodriguez    elportachueloderene.blogspot.com  


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