Diría mi mamá, este país no tiene pie ni cabeza. Con tanta riqueza
material y humana de la cual como sociedad nos hemos alabado siempre, se nos ha
hecho esquivo su transformación en progreso y desarrollo humano integral.
Hoy, quiero insistir de
nuevo en los factores claves que necesitamos reconocer y aplicar para superar
los complejos y prejuicios políticos, económicos y sociales que arrastramos desde
la colonia y que nos impiden avanzar con dignidad, libertad e inteligencia por la
vía correcta, decente, próspera y segura.
Sin crecimiento económico (PBI:
capital y trabajo) no se puede prosperar y eso es lo que el régimen de turno de
estos últimos veinte años no pareciera estar interesado en promover. Por el
contrario, insiste tercamente en tomar
decisiones económicas no concertadas ni racionales menos estimulantes para faciltar
la producción de bienes, alimentos y servicios en el país de la mano de un
sector privado vigoroso.
El abandono de la actividad
agropecuaria y la baja producción industrial en estos años ha aumentado la dependencia
de la importación en un 95%. Sin una balanza comercial favorable equilibrada o
con ganancias, muy difícil se podrá transitar el exigente camino del
desarrollo.
La inestabilidad política por
su lado conspira y empobrece aceleradamente al pueblo. Con el alto grado de violencia, el irrespeto a
las normas, la escasa transparencia y la ausencia de diálogo entre gobernantes
y gobernados, hace de la convivencia social más difícil y traumática.
El índice de Desarrollo
Humano (IDH) mide 3 dimensiones de la vida humana: salud, educación e ingresos.
En otras palabras, la expectativa de vida al nacer, al derecho humano de tener
una vida larga y saludable. Un promedio de años de escolaridad alto en los
ciudadanos; reflejando la capacidad de la población de tener saberes y
conocimientos amplios y efectivos. Asimismo, unos ingresos decentes pars cubrir
las necesidades básicas.
Otro tema tiene que ver con
la equidad social, igualdad de género y bajos niveles de pobreza. Ha de pasarse
del discurso diario de promesas al de realizaciones concretas y medibles.
Si bien es cierto estos
factores opacan el desarrollo país; no es menos cierto, que la corrupción sigue
convirtiéndose en el elemento medular socavador de la gobernabilidad, potenciando
la deprimente crisis existencial y democrática que hoy padecemos los
venezolanos. (Edición 1457).
Internacionalista. @renenunez51
Instagram renejesusnuñezrodriguez elportachueloderene.blogspot.com
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