Voy a insistir en un tema
muy trillado en los últimos años en nuestro país, me refiero el del diálogo. Un
diálogo con pocos defensores y creyentes. Los tres intentos que ha habido entre
el gobierno y la oposición, no han tenido éxito. Simplemente porque las partes
no han tenido la voluntad y el convencimiento de sus bondades para resolver la
grave crisis política país, principalmente el gobierno, como responsable
directo de la tragedia económica-social-humanitaria por la terquedad ideológica
de mantener un modelo político que no crea riqueza sino pobreza.
Por el lado de la oposición,
la dirigencia no termina de reflexionar
en positivo ni asumir la unidad como una estrategia política de fuerza mayor
para seguir avanzando en un proceso político, nada fácil pero tampoco imposible,
que restaure los derechos, los deberes y las obligaciones constitucionales de
la República y la gobernabilidad.
Se ha llegado a otras
elecciones, las presidenciales, las más esperada y anhelada por la mayoría de
los venezolanos y, de nuevo, encontramos una oposición dividida en cuanto a la decisión de participación o no
en los comicios del 20 de mayo. Unos decidieron ir, otros, la mayoría,
apostaron por la abstención. Más allá de las razones válidas que cada grupo sostiene,
la realidad es que una vez más al régimen se le continúa facilitando la
permanencia en el poder. Justo cuando el 80% de los venezolanos no lo quieren y
exigen un cambio urgente en la conducción de sus destinos.
Ante esa escenario
fatalista y realista, solo nos queda como ciudadano exhortar al liderazgo
alternativo, a que a partir del 21 de
mayo inicie un diálogo plural, amplio, decoroso, sincero, digno, constructivo
alrededor de un solo objetivo, el de la recuperación de la institucionalidad
democrática y de la economía. Un
diálogo que debe comenzar por casa para poder influir e incidir en el otro, el
nacional.
Cabe recordar igualmente, las
estructuras jurídicas son necesarias e indispensables; sin embargo, no cambian a los ciudadanos sí los ciudadanos no
han cambiado su forma de pensar y hacer ciudadanía.
Crear confianza ha de ser el
nuevo reto político opositor. No se le puede pedir a la gente confianza si los
dirigentes no inspiran confianza. Nadie da lo que no tiene. Cómo van a pedir fe
a las instituciones si ustedes no creen en ellas.
Finalmente en la política, el
sistema de valores es esencial para que no se convierta en politiquería,
frustración y pueda ésta servir, como es su finalidad, a los ciudadanos a quienes
se deben. (Edición 1442).
“El diálogo, basado en
sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el
respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para
dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.”
Juan Pablo II.
@renenunez51 Instragram
renejesusnuñezrodriguez
elportachueloderene.blogspot.com
Pueden oírme en “Dialéctica”, lunes a
viernes, 8 a 9 am por News 105.3 FM
www.news1053fm.com
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