Bolívar se lo propuso y lo
logró. La emancipación de Venezuela frente a la Corona española. Un esfuerzo
sobre humano que nunca abandonó, a pesar de la solvente posición económica
familiar, los riesgos, los sacrificios y el desgaste de vida prematuro que esa
gesta libertaria exigía. Una victoria labrada con mucho tesón utilizando su
mejor arma: la inteligencia, al lado de un equipo de próceres patriotas igualmente
valientes y capaces como él.
Ante la realidad de la
Venezuela de hoy, Bolívar debe está retumbándose en el sepulcro, al ver como el
país que libertó está dividido, distinto, desnaturalizado y cuasi desintegrado
en lo familiar, moral e institucional.
Una nación dividida, no
puede jugar el rol que le corresponde desempeñar en lo político, en lo
económico, en lo social, en lo cultural. No puede haber otro objetivo superior
que no sea el de la Unidad Nacional que solo es posible a través de un proceso de integración permanente de todos sus
sectores y actores que hacen vida país. Cuando ese proceso se interrumpe,
aparecen los conflictos y la crisis cuyo manejo y solución certera va a
depender del funcionamiento autónomo e independiente de los poderes públicos,
por un lado; y del grado de madurez y conciencia unitaria de sus líderes y
ciudadanos.
Lo que se había avanzado en
materias de: libertades, educación, salud, economía productiva pública y
privada, seguridad ciudadana y jurídica, sufrieron en los últimos años un “paro
evolutivo”; en otras palabras, retrocedieron a niveles muy bajos que hoy en día
atentan contra el objetivo superior de una sociedad civilizada que es, repito, la
Unidad Nacional. Con el presente y futuro.
Es aquí, a mi entender, el
gran desafío de los venezolanos, decidir sí queremos continuar sometido y
controlado por un modelo político de gobierno preocupado y ocupado solo para
mantener su unidad interna para permanecer en el poder; o la de luchar mancomunadamente
por la reconstrucción de una Unidad Nacional que viabilice la recuperación del
cauce constitucional y el establecimiento de una gobernabilidad capaz de consensuar
las políticas públicas y dirimir los conflictos de manera pacífica y
civilizada.
Dicho en otros términos, un
proceso de reafirmacion de valores y principios democráticos-éticos, con una visión-país,
inclusiva, productor de prosperidad, seguridad y bienestar de todos los
venezolanos; donde todos han de ser tratados igual ante normas y leyes como en
la capacitación y el aprovechamiento de oportunidades de progreso y desarrollo
humano.
No es sencillo ni fácil.
Pero posible y viable. Sólo se requiere de un liderazgo solvente en lo ético-político,
creyente firmemente de las libertades, de la familia, de los valores y
principios, de las inversiones productivas, del trabajo decente, de la
educación, de la salud y por encima de todas las cosas, creyente de Dios. Nuestro
Ser Supremo.
“La conformidad es el
carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento” John F. Kennedy, 1961.
renenunez51 Instagram
nuñezrodriguezrenejesus
elportachueloderene.blogspot.com (edición 1438)
No hay comentarios:
Publicar un comentario