“Se vivía con fe y
esperanza. Si temores ni miedos. La gente había cambiado de actitud y conducta
de cara al porvenir. La cultura del facilismo, la del pesimismo y la del cobro
de comisiones por el servicio público fue superada por la decencia y una nueva
conciencia nacional donde los intereses colectivos estaban por encima de los
particulares y grupales.
Los venezolanos entendieron
al fin sus derechos, deberes y obligaciones ciudadanos con la patria. Se dieron
cuenta de la importancia del voto; el cual ahora se ejercía mayoritariamente
con responsabilidad para elegir a los mejores y probos a los cargos públicos.
Los malversadores de fondos
de la nación casi no existían, los osados recibían la pena máxima de castigo;
además se les confiscaban los bienes mal habidos. Funcionaba el estado de
derecho con autonomía, equilibrio e independencia.
El parlamento entendió su razón
de ser. Legislaba oportunamente para aprobar reformas y nuevas leyes necesarias
para facilitar los cambios y desafíos estructurales de la política y de la
economía dentro del contexto global del mundo de hoy.
Los tribunales atendían las
demandas y resolvían los casos con celeridad y transparencia, garantizando por
sobre todas las cosas la justicia sin distinción de clase, raza y credo.
Los valores morales y
éticos, la solidaridad con la verdad, las ideas y los proyectos de bien común,
caracterizaban las relaciones humanas, gremiales e institucionales. Los
conflictos se dirimían en su mayoría con mucho diálogo, madurez y consenso.
La educación y la
capacitación para el trabajo se convirtieron era el sostén clave de la
productividad, del desarrollo de las ciencias y las nuevas tecnologías. Proliferó
el trabajo decente. Las familias se reunificaron con el regreso de los que se
habían ido a otros países en búsqueda de mejores condiciones y calidad de vida.
El crecimiento humano,
material y espiritual era una realidad. El
ingreso per cápita estaba entre los más altos de América y del mundo; la inflación
se había reducido a un dígito muy bajo, la moneda recuperó el poder adquisitivo
como nunca antes.
Los servicios públicos competían
con los privados en calidad y eficiencia. El orden, la disciplina y el respeto
al derecho ajeno, formaba parte de una nueva cultura de vida país. Se recuperó
la credibilidad y confianza en las instituciones, los líderes y los partidos.
El sacrificio, el esfuerzo,
la voluntad de logros, el emprendimiento y la innovación en libertad de los
venezolanos, trajo como resultado: Prosperidad, Seguridad y Bienestar social.
La misión de todo Estado democrático, juicioso, inteligente y noble”...eran las
cinco y media de la mañana cuando desperté y me di cuenta de que lo vivido había
sido un sueño…
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nuñezrodriguezrenejesus
elportachueloderene.blogspot.com (edición 1433)
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