En este país lo único que
se habla y debate es de política y de poder. Por un lado quienes aspiran a ser
gobiernos como los que gobiernan. Los tiempos dedicados por estos últimos al
proselitismo político electoral superan lo normal como responsabilidad de
estado. Las cadenas de radio y televisión no solo son demasiadas largas en
tiempo sino en frecuencia; incluyendo algunos actos y eventos que no se justifican
porque nada tienen que ver con la gobernabilidad. Lo más grave, con presencia
masiva de autoridades del alto gobierno, quienes deberían estar en sus
despachos particulares resolviendo y tomando las decisiones correctas y
eficientes de gestión pública diaria.
Entretanto, las variables macro y micro de la economía están sin control, provocando un atraso como país en niveles socioeconómicos y culturales sumamente preocupantes. Los índices de: desempleo, inflación, bajo poder adquisitivo, miseria y pobreza, alientan desigualdades abismales entre los ciudadanos.
La economía mantiene una alta dependencia de la importación de bienes, productos y servicios (92%). La merma de producción petrolera sigue cayendo de tal manera que ya no generan los ingresos suficientes para cubrir la demanda doméstica. No es casual que llevamos varios años de decrecimiento del producto interno bruto (-PIB7%), reflejando la escasa inversión y trabajo productivo.
Por otro parte, no se termina de entender y comprender la necesidad de aumento del presupuesto en educación, en ciencia y tecnología; materias primordiales para la transformación y desarrollo de cualquier nación en el mundo de hoy. Tampoco se termina de entender y comprender qué el plan de desarrollo de la nación se debe centrar en los ciudadanos, considerando el trabajo como el motor básico para crear riquezas materiales y humanas.
Por los caminos ordinarios de cómo vamos ¡Venezuela! no se sale del subdesarrollo “petrolero”. Hace falta imaginación creadora de todos. Si continuamos exportando materias primas, como ha sido hasta ahora, seguiremos siendo un país condicionado y limitado de bienestar por los precios de ellas.
Hay que quitarnos ese paradigma fracasado de que otros países no nos dejan crecer y progresar. A pesar que adentro nos ufanamos de ser soberanos e liberados de hacer lo que nos viene en gana.
Las naciones desarrolladas alcanzaron su riqueza porque se lanzaron al riesgo y al desafío del comercio exterior. Sus pueblos comprendieron lo que esto significaba. Porque supieron soportar el hambre y el sacrificio para proyectar un país hacia afuera. Porque se convencieron que la única batalla era la de la eficiencia. Frente a unos mercados internacionales no inspirados en términos de justicia sino en la libre competencia, en la ley del más fuerte.
No se trata simplemente vender. Es vender y comprar con inteligencia y oportunidad. Protegiendo aquellos rubros que nos interesa potenciar su desarrollo. Ya basta de politiquería, lo primero que hay que hacer es enseriarnos como sociedad, dejar de estar jugando al niño travieso, malcriado y mala conducta. Nadie es infalible, todos cometemos errores, gobernantes y gobernados, Lo inaceptable y censurable es que no estemos dispuestos a reconocernos mutuamente con respeto, dignidad e inteligencia. ¿Hasta cuándo?
@renenunez51 elportachueloderene.blogspot.com (edición 1411).
Los Miércoles de 7 a 8 pm,
pueden oírnos y vernos en “3 Visiones, 1 Objetivo País” por News105.3fm (www.news1053fm.com)
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