Se percibe un desamor por
Venezuela. Por lo nuestro, no debiera
haber diferencias algunas con relación al objetivo común del progreso y
desarrollo humano de todos los venezolanos sin distingo alguno.
Se oye con frecuencia en
esto del debate nacional electoral, casi permanente, la afirmación de que se
lucha y trabaja por el país; pero cuando se analiza y revisa comportamientos y acciones
de la mayoría de los actores protagonistas, la proliferada y conjurada unidad nacional,
para hacernos mejores ciudadanos y
sociedad brilla por su ausencia.
Cuando de lo que se trata
es de reconocer lo que nos une, por un lado, e identificar las diferencias que
nos separa, por el otro. Con la finalidad de procurar consensos necesarios a
favor del éxito del plan de desarrollo de la nación.
En las sociedades desarrolladas,
los símbolos, los valores, la constitución nunca está en discusión en el debate político; por el contrario, para
ellas, representan su mayor fortaleza de identidad y pertenencia nacional. Las distas
se manifiestan en los enfoques y las visiones que puedan tener grupos disimiles
en cuanto al ofrecimiento de una mayor
sostenibilidad de prosperidad, seguridad y justicia social. El plan
maestro de desarrollo nacional no se ve afectado por la propuesta electoral ni
por un cambio de gobierno.
La realidad venezolana es diferente. No hay continuidad
administrativa, cada gobierno nuevo al alcanzar el poder implanta uno distinto.
Confundiéndose por lo general los intereses partidistas con los de la república.
Estas, entre otras, son las razones que
pudieran explicar el por qué estamos cómo estamos: desunidos, divididos y
empobrecidos de logros colectivos.
Hay una tendencia política a
gobernar el presente, invocando el pasado histórico de nuestros próceres, subestimando
que el futuro requiere de un presente de ejecutorias de sabidurías
actualizadas, innovadoras, creativas y retadoras. Traer el pasado al presente,
solo se justifica para construir, transformar y evolucionar.
Los venezolanos no se sienten incluidos en el futuro país, sobre
el cual pesan dudas y deudas onerosas. Qué nos obliga a todos a solventarlas sin rémoras ni excusas mediante un diálogo nacional
sincero, civilizado, responsable e incluyente. Dando respuestas a ¿Qué somos? ¿Qué queremos? ¿Qué necesitamos? Para ser mejores venezolanos y vivir en una
Venezuela de prosperidad y bienestar en general.
Ello requiere de un cambio de
mentalidad y de cultura que ha de comenzar desde adentro de cada uno de
nosotros, ejerciendo un ejemplar y
correcto rol como padre de familia. Como dirigente. Como educador. Como empresario. Como comerciante.
Como estudiante. Como trabajador. Como funcionario público. Como religioso. Estar informado, asumir y ocupar los espacios
que la constitución y las leyes garantizan, compartir el conocimiento, y anteponer
la ética como principio de vida, complementa el compromiso societario.
Finalmente, todos los
venezolanos, sin excepción, estamos
obligados a velar por el bien público. Criticar las arbitrariedades, donde se
produzcan, en la búsqueda de primar el bien común sobre lo particular. Sin
abandonar la solidaridad y la lucha moral por el bienestar de los más débiles.
(Edición 1405).
@renenunez51 elportachueloderene.blogspot.com
Pueden oírnos y vernos por News1053fm.com en “3 Visiones, 1 Objetivo País”, martes y jueves, 8 a 9 pm.
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