En estos últimos 15 años, se ha
pretendido imponer a la sociedad venezolana desde el poder central, una moral y
una ética distintas a las que los venezolanos han venido compartiendo y
transmitiendo de generación en generación en libertad.
Toda sociedad tiene necesidades,
sentimientos y aspiraciones naturales. El Estado democrático está obligado a
dar respuestas eficientes y transparentes de manera oportuna, a través de
políticas públicas compartidas. Es su deber ser. Apegado a valores y
principios.
Es por ello que se hace imperativo en la Venezuela de hoy, recuperar
los nuestros, perdidos, para reencontrarnos como sociedad bolivariana y liberar
la moral y ética democrática secuestrada por tanto tiempo. A ese secuestro, se atribuye
en gran parte la causa de la crisis humanitaria que padecemos. Donde la cultura
de la violencia y de la muerte ha sobrepasado a la cultura de la paz y de la vida.
Los venezolanos hasta hace poco nos
caracterizábamos por lo pacífico, espiritual, creyentes de un Dios y de una
Virgen, con alegría, gozo y felicidad. Nuestras falencias nunca fueron obstáculos
en la cimentación del proceso de autonomía individual de carácter humanista que
nos permitía relacionarnos de modo tolerante y solidario con los demás. Reconociendo
y respetando las diferencias ideológicas, partidistas, sociales y religiosas.
Ese entonces, se complementaba paulatinamente
al ser con el saber, en lo intelectual, lo físico y lo espiritual. Éramos una sola nación con una sola historia común.
Impregnada de ternura, comprensión, amor y perdón.
Hoy desafortunadamente no somos los
mismos de antes. Nos encontramos divididos y resentidos. No nos reconocemos. No
nos respetamos. Menos, nos entendemos y comprendemos.
Ese
amor, ese sentimiento y ese afecto hacia la persona o cosa a la que se
le deseaban todo lo bueno, se redujo considerablemente. Por el contrario, se potenció
la enemistad y los conflictos entre vecinos, hermanos, familias,
organizaciones, gremios, grupos sociales, etc...
La libertad que teníamos para
actuar o no actuar siguiendo nuestro criterio y voluntad, no las han ido conculcando
progresivamente su disfrute, incluyendo la permitida dentro de las leyes y la
constitución.
Nada más inhumano que las
injusticias. Peor, cuando el sistema creado para establecer e imponer justicia,
como el nuestro, se apartó del equilibrio, de la verdad, de lo que se debe
hacer de acuerdo a lo razonable, lo equitativo o lo indicado por el derecho. Dejando
desamparado y desprotegido a ciudadanos en la defensa de sus elementales
derechos humanos y democráticos, su libertad e imperio de la ley.
Morirse de hambre o por falta de un
medicamento, una tragedia que jamás las familias venezolanas la habían vivido
como ahora. Hartos de no ser oídos ni respondidos en sus quejas y reclamos,
explican el por qué en casi todo el territorio los vecinos se han vuelto
reactivos con protestas a todo nivel y de toda naturaleza. Reclamando a las
autoridades soluciones concretas, cambios necesarios para superar las
dificultades y las desigualdades sociales.
Son en los momentos difíciles y
catastróficos cuando los pueblos se apoyan en sus mujeres y hombres inteligentes,
talentosos e íntegros para orientar el esfuerzo de la resistencia y la lucha
iluminada de buenos y sinceros propósitos de bien común.
El amor, la vida, la generosidad,
la libertad y la justicia, son los valores y principios en que han de apoyarse los
dirigentes buenos en la exigente tarea del rescate de la confianza, la credibilidad
y la esperanza. Esta equivocación histórica que nos ha dejado mucho atraso,
dolor y sufrimiento, ha de ser convertida en una oportunidad para saldar el
compromiso pendiente de transformación del país en progreso y desarrollo
humano. No importa si el camino requiere de más tiempo y sacrificios con tal de
disfrutar lo que está al final: la prosperidad y el bienestar social para
todos.
Presidente
del Ifedec Capítulo Bolívar
@renenunez51
Los
domingos, 8 a 9 am, en Onda Global por Onda 97.3 FM
Muy de acuerdo contigo, René. Se nos acaba el país que conocimos. Pero Dios es muy grande y ya veremos resurgir esta patria de sus cenizas. Hay todavía mucha gente valiosa como tu para ayudarnos a sacarla adelante.
ResponderEliminar