lunes, 25 de enero de 2016

¿Rectifican o se cambian?



El gobierno no quiere dar su brazo a torcer. La recurrente insolencia de mantener la revolución, un proceso continúo de desaciertos y frustraciones,  en vez de ayudar, impide la búsqueda de una salida institucional concertada como inteligentemente la mayoría de la gente la exigió con sus votos el pasado 6 de diciembre de 2015.
La crisis económica y social es de tal dimensión que los odios y resentimientos sociales estimulados desde el poder por mucho tiempo en los niveles sociales más vulnerables, hoy se les están revirtiendo en su contra poniendo en peligro la estabilidad emocional e institucional de la república.
No debe el gobierno central seguir mirando a la mayoría de los venezolanos como una lucha permanente de clases; partiendo de la premisa fracasada e irresponsable de pensar que para poder subsistir la revolución necesariamente hay que destruir al adversario político al costo y riesgo que sea.
El país quiere y exige soluciones. No más conflictos. Reclama diálogo y cooperación tanto de todos los poderes públicos como de los dirigentes, organizaciones partidistas, sectores económicos y sociales.
La nueva Asamblea Nacional, por su lado, bajo ninguna circunstancia debe dejar de cumplir con sus funciones básicas como las de discutir, legislar pero sobre todo de controlar el ejecutivo. El resto de los poderes, no pueden seguir operando como apéndices del gobierno nacional menos haciéndose cómplices de una revolución que constitucionalmente no están obligados a seguir y  obedecer. La coyuntura histórica los insta  a dar un paso adelante de autonomía e independencia para contribuir con el deber de crear y garantizar un clima de legalidad,  respeto y equilibrio.
El poder ejecutivo en cualquier democracia, no tiene otra misión general que la de ser el núcleo  y el motor del progreso y desarrollo de los ciudadanos y de las instituciones humanas que abarca. No puede abrogarse la iniquidad  de disponer  de los destinos de los pueblos al antojo de un proceso ideológico u oligarquía política, pues de hacerlo estaría atentando contra el bien común nacional. Cuando ello ocurre, los pueblos les asisten el derecho moral de impedirlo por las vías electorales que las constituciones establezcan para reponer la normalidad institucional y la paz social.
En el caso de nuestro país, la Carta Magna del 99 contempla 4 opciones para superar la conflictividad de poderes cuando no hay voluntad política para superarla, ellas son: 1. El Referéndum revocatorio (art. 72)  2. La Enmienda constitucional (Arts.340, 341)  3. La Reforma constitucional (Arts. 342, 343, 344, 345 y 346) y  4. La Asamblea constituyente (Art. 347). Cualquiera sea la vía escogida, siempre serán los ciudadanos electores los soberanos de aprobar la consulta.
Los ciudadanos estamos exigiendo a todo nivel un cambio material, intelectual, y moral a fin de desarrollar nuestras potencialidades materiales, intelectuales y morales. Una auténtica toma de conciencia de las transformaciones, no como hasta ahora se ha pretendido, un simple cambio de actores o gobiernos.
Es el momento histórico para sustituir una cultura facilista, de vicios y trampas, dependiente  del Estado, desconocedora de méritos y resultados por una inspirada en principios éticos de vida particular y pública; donde impera el poder persuasivo de la verdad y no el de la mentira o de la violencia.
No es una ilusión, una utopía, construirla. Podemos hacerla. Asumiendo un compromiso colectivo de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, para enarbolar  las banderas de las grandes realizaciones materiales, espirituales y humanas de cada uno de los venezolanos y de todos los venezolanos. No hay otro camino para la paz y la justicia social. El deber nos llama.  Es un acto que no solo le corresponde a los políticos y gobernantes. “Cumplid vuestro deber y dejad obrar a los Dioses” (Pierre Corneille).

Presidente del Ifedec,  Capítulo Bolívar                  @renenunez51
Los domingos, 8 a 9 am, en Onda Global por Onda 97.3 FM

No hay comentarios:

Publicar un comentario