El 6 de diciembre de 2015, haciendo
uso del derecho al voto consagrado en la Constitución Nacional, casi 8 millones
de venezolanos tomamos la sabia y democrática decisión de elegir una nueva
junta directiva de la Asamblea Nacional con la finalidad de restablecer el
orden, el equilibrio y la funcionalidad legislativa. No tuvimos dudas de hacerlo por la
desatención de la anterior directiva en la función contralora del poder
ejecutivo; responsable principal de la actual y grave crisis de país que hoy
padecemos en lo político, económico y social los ciudadanos.
Se votó por una opción
parlamentaria distinta (opositora) con
un mandato claro, una mayoría calificada, para instar al Jefe del gobierno central a un
decoroso diálogo, de concertación nacional, a fin de construir un clima
propicio y respetuoso donde las prioridades sean buscar soluciones sin dilación
a los serios problemas estructurales de abastecimiento, inflación, baja
productividad, baja calidad de empleo, bajo poder adquisitivo, inseguridad e
impunidad, entre otros.
Cuando pensábamos que el gobierno
nacional, sin excusa y retórica, iba a dar la lectura correcta a esta soberana expresión
popular, no lo hizo; por el contrario, optó por iniciar este 2016 con la misma
actitud y conducta arrogante y recurrente de las amenazas y el reciclaje de las
mismas políticas públicas fracasadas que nos condujo a las dificultades que hoy
atravesamos. La revolución y el socialismo del siglo XXI continúan siendo prioridades
de la presente administración pública. Si bien es cierto el gabinete fue renovado
en su mayoría; no es menos cierto, las credenciales, el conocimiento y la experiencia
en áreas estratégicas de la economía de algunos ministros, no nos da mucha
esperanza de cambio y de éxitos.
Las nuevas energías, la certidumbre
y el anhelo de avanzar en positivo que nos mentalizamos las mayorías nacionales
a final del año pasado, duraron muy poco por la estrategia oficialista de jugar
el conflicto de poderes. La confrontación. Vía poder judicial.
No se necesita ser experto de la
economía para entender que la máxima del mercado es la confianza, la confianza
necesaria para la inversión y el emprendimiento con reglas claras y
transparentes. Garantes y respetuosas del libre trato y la competitividad.
La apuesta debe ser única, la Venezuela
Productiva. De producción nacional. Creadora de mayores y mejores empleos
directos e indirectos; defendiendo y reconociendo con justicia el esfuerzo y el
trabajo decente.
No se puede pensar, y quienes
piensen distinto, mienten y se burlan de la dignidad ciudadana democrática, que
los problemas de inflación, escasez, desempleo y devaluaciones van a
solucionarse con medidas aisladas, impositivas, restrictivas, y revestidas de trabas
o guayas ideológicas.
Basta de ser un país dependiente de
ingresos petroleros. Se necesita con urgencia de una reingeniería del Estado
para transformar la dependencia de una economía rentista petrolera por una
diversificada con crecimiento sostenido,
justo y equitativo. Unos ingresos promovidos y potenciados por la educación, la
ciencia, la tecnología, la innovación e imaginación creadora y libre de los
venezolanos; apoyados por un gobierno central y unos poderes públicos actuando
como facilitadores y no obstructores del progreso y desarrollo integral humano.
Ello requiere de una sinergia entre
los sectores público y privado. Ambos fuertes, responsables, unidos, haciendo
equipo para crear riqueza material, espiritual y humana. Bienestar social. Quién no está en esa dirección, no puede estar
con nosotros. Ni merece nuestro apoyo.
El presidente Macri de Argentina,
en el primer mes de su gobierno no le tembló el pulso para dictar medidas
ineludibles e impostergables como la
liberación del dólar (no provocó
corrida alguna); la eliminación de subsidios innecesarios; el inicio de un
proceso progresivo de reducción del alto gasto público heredado de su
antecesora mandante Cristina Kirchner. Una política exterior pragmática “a
ganar a ganar”. Buscando alianza con los grandes en la región y en el mundo. ¿Y
nosotros, cuándo?
Presidente
del Ifedec, Capítulo Bolívar @renenunez51
Los
domingos, 8 a 9 am, en Onda Global por Onda 97.3 FM
Y sobre el modelo rentista podemos avizorar que si no abandonamos dicho modelo, será el modelo el que se encargará de abandonarnos a nosotros, pues los precios de venta apenas superan el precio de producción...
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