La violencia como medio y fin, constituye una
de las amenazas más grave para la paz y la seguridad del mundo. El uso sistemático
del terror para tiranizar a sociedades o gobiernos, no tiene justificación
humana alguna. Constituye una de las acciones más violatoria de los derechos
humanos, las libertades, los principios de democracia y respeto al estado de
derecho. Sus planificadores y ejecutores suelen venir de organizaciones
políticas nacionalistas y no nacionalistas, corporaciones, grupos religiosos
fundamentalistas, racistas, colonialistas, independentistas revolucionarios,
conservadores, radicales y desde gobiernos.
Un hecho social complejo que lo producen
causas múltiples engorrosas; en sí mismo, una causa de efectos disímiles. Intentar
comprenderlo, un primer intento sano sería analizar los factores que pudieran
estar avivándolo en ciertas partes del globo terráqueo a producir inestabilidad
y crueldad. Pensemos en algunos, como los económicos: miseria y pobreza; los políticos:
opresión y tiranía; los religiosos: interpretación y defensa de un Dios
distinto; los Sociales: exclusión, desigualdades, masificación, incultura,
analfabetismo; los ideológicos: corrientes apostadoras de la destrucción y
eliminación de los que piensen o actúen diferente; los éticos: desintegración
de valores y principios y, los internacionales: ambición de dominio y poder.
Desde el siglo pasado, se han distinguido dos tipos
de terrorismo: el de la subversión y el
del culto a la violencia. El primero, una guerra que ha operado desde adentro
de las estructuras mismas, a las que se pretenden echar abajo a cómo de lugar.
Una concepción totalitaria: la lucha entre el bien y el mal. En Venezuela, la tuvimos pero incipiente en
los años sesenta, no evolucionó porque sus principales promotores y actores se
acogieron a la vida democrática con la política de pacificación ofrecida en el
gobierno de Rafael Caldera. En Cuba triunfó y alcanzó el poder, el cual aún
mantienen bajo control totalitario desde 1959. En Colombia, la guerra de
guerrillas ha sobrevivido por más de 50 años, sigue causando terror y bajas
humanas inocentes en la sociedad colombiana.
El segundo, el del culto a la violencia, proviene de un cerco cuasi religioso. La
violencia se “diviniza” convirtiéndose en un fin. Los cultores parten de la
premisa que todo hecho violento es bueno si le facilita alcanzar los fines que persiguen. Hoy el mundo
sufre la barbarie de algunos de estos grupos, uno de ellos, ha tomado mucha
fuerza; constituyéndose en un estado poderoso, dentro de otro estado, por los
inmensos recursos económicos, financieros, bélicos y mediáticos que manejan; me
refiero al “EI” (Estado Islámico); responsable
de los últimos ataques brutales cometidos en territorios de Turquía, París y
Malí que han sacudido al mundo civilizado.
Una máquina de matar gente. Dicen trabajar en
nombre de Dios para imponer la justicia terrenal. Se ufanan de representar la
alternativa al régimen de los Chiitas. Unos talibanes dispuestos a arriesgar
sus vidas con tal de imponer el Califato musulmán. Una organización global con una causa local;
pero que ahora pretende dominar el mundo enfrentando a los rusos, los franceses
y los gringos, declarados en una primera instancia como sus principales
enemigos. Tan influyente han sido sus mensajes por las redes sociales que han
logrado armar un ejército de jóvenes, reclutados en
diferentes continentes, atraídos por los morbos de la venganza, de la
sangre y de la victoria musulmana extremista.
La
lucha contra el terrorismo hay que darla para salvar la humanidad y resguardar
la democracia como sistema de vida política. La defensa de la dignidad del
hombre y de la mujer, de sus derechos fundamentales, de vivir con libertades, desarrollo
y justicia. Rebelarse contra la tiranía, el colonialismo, el fundamentalismo o
cualquier otra forma de dominación, más que un problema militar o jurídico es político-social.
“La violencia jamás resuelve los
conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas", Juan
Pablo II.
Presidente
del Ifedec, Capítulo Bolívar @renenunez51
En Onda Global, los domingos, 8 a 9 am, por onda973fm.com
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