lunes, 16 de noviembre de 2015

Con taimados no hay salida del laberinto




 Gobiernos, dirigentes y ciudadanos del mundo, en especial de nuestra América Latina, no deben seguir apostando a la avaricia, al egoísmo, a los odios, a la indiferencia y división social, independientemente de la postura política ideológica, económica o religiosa que tengan. Los intereses supremos de la nación están por encima de cualquier otro, particular. La vida es efímera, para arruinar al prójimo el derecho humano de ser feliz con conductas impías y enfermizas desde el poder. Ya basta.
 La existencia terrenal, se caracteriza por el mejoramiento continuo de las condiciones de vida de la gente. La búsqueda de la prosperidad, el bienestar las libertades y la paz espiritual. Ir contra estos fines sociales imperecederos es ir contra la humanidad.
 Los enfermos de poder, de la violencia, de los abusos y vicios,  deben ser repelidos a todos los niveles de la sociedad para que no sigan haciendo más daños de lo que vienen produciendo al ecosistema, a veces con la anuencia de unos poderes públicos indiscretos y parcializados.
 No ha sido el común denominador pero la presión ciudadana en algunas sociedades democráticas, ha conllevado a estos felones de la política  a dimitir, recibiendo de manos de la justicia severos castigos por sus actuaciones malévolas desde el gobierno.
 La democracia bolivariana no vive su mejor momento de autenticidad, cómo para obrar de igual manera y evitar se sigan cometiendo delitos en perjuicio del patrimonio de la nación y la calidad de vida de los venezolanos.  De 92 casos procesados ante la justicia, solo 8 terminan con sentencia firme, un ejemplo evidente de la no existencia de separación de poderes públicos.  
 Ante esta triste e inocultable realidad, la ciudadanía debe hacer valer sus derechos constitucionales para encarar las amenazas y ejecutorias de carácter autoritario. La autocracia por su naturaleza es hostil al diálogo, a las libertades, a la convivencia pacífica.
 El voto es el mejor instrumento con que cuentan los ciudadanos para reinstaurar la racionalidad y la viabilidad política cuando los destinos de la nación no son administrados y conducidos como los exige el precepto constitucional. El restablecimiento del equilibrio, el orden interno y la gobernanza, más que un deber, un derecho soberano.
 El 6 de diciembre con ocasión de las elecciones legislativas, a los nacionales se nos vuelve a presentar otra oportunidad democrática para exigirlo y lograrlo con unos diputados comprometidos con la democracia, con la carta magna, con el progreso y desarrollo humano de todos los 30 millones de venezolanos. Del consciente, responsable y cualitativo ejercicio que se haga del voto ese día, dependerá si la crisis nacional se agrava más o se restablecen las condiciones para su superación. La destrucción del aparato productivo nacional, la institucionalidad, la disociación de las relaciones ciudadanas y  desarticulación de los lazos sociales, no dan otro opción cívica y pacífica para contener  la catástrofe social en fecundación.
 Lo peor que nos puede ocurrir como electores es tomar una actitud esquiva y flemática “dejando hacer” “dejando pasar” las cosas en espera de la venida de un nuevo “mesías” o de un “espíritu santo” que nos resuelva los  morbos económicos y sociales incubados en las comunidades.
 Los últimos años vividos con los gobiernos de turno han sido muy duros.  Son muchas las rémoras puestas en el camino para someternos y obligarnos a callar. Sí hemos de tener claro un aspecto: somos nosotros mismos quienes hemos de hacerles frente a esas adversidades y restricciones y, ello es posible, unidos y votando masivamente. De la fuerza y el ánimo suficiente que se tenga podemos salir del  embrollo donde nos han metido en contra de nuestra voluntad. Todo cambio requiere además de esfuerzo, sacrificio y convicción, de valentía y amor por la patria. Qué es una sola.

Presidente del Ifedec,  Capítulo Bolívar                  @renenunez51

DOMINGO, 8 A 9 AM, EN ONDA GLOBAL POR WWW.ONDA973FM.COM 

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