lunes, 9 de noviembre de 2015

Ante la oscuridad, la luz



 El ser humano no es perfecto. La búsqueda de la perfección social ha sido uno de sus retos de vida en los últimos tiempos. Conflictos y crisis han existido y existirán siempre. Con inteligencia se han prevenido y reducidos.
 En democracia, los derechos de información, participación, asociación y expresión sobre lo público, son las fortalezas de la participación ciudadana.  Desconocerlos y negarlos desde el Estado y  los gobiernos, se  considera una afrenta contra las libertades, la constitución y la república.  
 La participación ciudadana es un componente esencial de la gestión pública, de la gobernabilidad democrática y de la toma de decisiones en  materia de desarrollo sostenible. Así lo reconoció en 2011 la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno de Paraguay.
 No hay razones para que el Estado y el régimen venezolano, sospechosamente haya dejado de informarnos oportuna y verazmente los índices mensuales de la macro economía, entre otros, como los de la inflación, los ingresos petroleros, los montos de la deuda nacional y externa, el PIB, etc.  
 La preocupación aumenta entre los nacionales cuando tampoco se explican ni se dan a la gente respuestas certeras y confiables de las soluciones de sus dificultades y problemas sociales. Pueblos con derechos constitucionales a tener aspiraciones de progresar y desarrollarse individual y colectivamente sin restricciones y exclusiones  de  ninguna naturaleza.
 Los venezolanos, a quienes se deben rectores y funcionarios públicos, estamos obligados igualmente a estar informado de sus desempeños,  por cuanto la administración pública está fundamentada en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la gestión, con sometimiento pleno a la ley y al derecho, como lo exige la constitución del 99 en su artículo 141. Baja ninguna circunstancia puede eludirse o ignorarse.
 En países donde hay estado de derecho, el perjurio está tipificado en la ley como un delito mayor, castigado severamente, independientemente del status social o de poder de quien lo cometa. Como debe ser. Pues un funcionario público es un modelador de la sociedad como lo es un educador.
 En Venezuela se está ante una cuasi cultura inicua con cierto dominio de gobierno bajo el silencio de unos poderes públicos,  que no combaten menos sancionan a los infractores de la norma, de los vicios, de los abusos, de los incumplidores de presupuestos y programas.
 Hace falta una voluntad política ciudadana y lúcida para repensar el país y sacarlo de la sombra de la oscuridad e ignominia a que ha sido sometido en los últimos años por sus conductores y administradores.
 Una mentira tras otra, una incompetencia sumándose a otra, una cetrería permanente en contra de los que piensan diferentes o protestan exigiendo respuestas a sus reclamos laborales y sociales. Una gobernabilidad debilitada e incierta, lo que hace mayor la angustia y la desesperanza de las familias al no ver mejoría en sus condiciones de vida.
 "Las democracias son capaces de sobrevivir sólo cuando son entendidas por sus ciudadanos”, dice Giovanny Sartori. Por ello, se hace necesario de una conciencia basada en la educación y una cultura de bien común, estructurada con los valores eternos de la sociedad: moralidad, espiritualidad y ética.  La causa de la crisis nacional, somos nosotros, los ciudadanos. No es la clase política, apenas el triste efecto. Nunca es tarde para hacer lo correcto. Tenemos dos vías para participar e incidir, una corta: acertar con el voto para asegurar líderes y gobiernos competentes y honestos. Y otra,  larga, luchar desde abajo para producir los cambios requeridos.  “La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad. Solo la luz puede hacerlo”,  Martin Luther King

Presidente del Ifedec,  Capítulo Bolívar                 
@renenunez51
Los domingo, 8 a 9 am, en ONDA GLOBAL por www.onda973fm.com

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