El ser humano no es
perfecto. La búsqueda de la perfección social ha sido uno de sus retos de vida en
los últimos tiempos. Conflictos y crisis han existido y existirán siempre. Con
inteligencia se han prevenido y reducidos.
En democracia, los derechos de información,
participación, asociación y expresión sobre lo público, son las fortalezas de
la participación ciudadana. Desconocerlos
y negarlos desde el Estado y los gobiernos,
se considera una afrenta contra las
libertades, la constitución y la república.
La participación ciudadana es un componente
esencial de la gestión pública, de la gobernabilidad democrática y de la toma
de decisiones en materia de desarrollo
sostenible. Así lo reconoció en 2011 la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de
Estado y de Gobierno de Paraguay.
No hay razones para que el Estado y el régimen
venezolano, sospechosamente haya dejado de informarnos oportuna y verazmente
los índices mensuales de la macro economía, entre otros, como los de la inflación,
los ingresos petroleros, los montos de la deuda nacional y externa, el PIB,
etc.
La preocupación aumenta entre los nacionales
cuando tampoco se explican ni se dan a la gente respuestas certeras y confiables
de las soluciones de sus dificultades y problemas sociales. Pueblos con
derechos constitucionales a tener aspiraciones de progresar y desarrollarse
individual y colectivamente sin restricciones y exclusiones de
ninguna naturaleza.
Los venezolanos, a quienes se deben rectores y
funcionarios públicos, estamos obligados igualmente a estar informado de sus
desempeños, por cuanto la administración
pública está fundamentada en los principios de honestidad, participación,
celeridad, eficacia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en
el ejercicio de la gestión, con sometimiento pleno a la ley y al derecho, como
lo exige la constitución del 99 en su artículo 141. Baja ninguna circunstancia
puede eludirse o ignorarse.
En países donde hay estado de derecho, el
perjurio está tipificado en la ley como un delito mayor, castigado severamente,
independientemente del status social o de poder de quien lo cometa. Como debe
ser. Pues un funcionario público es un modelador de la sociedad como lo es un
educador.
En Venezuela se está ante una cuasi cultura inicua
con cierto dominio de gobierno bajo el silencio de unos poderes públicos, que no combaten menos sancionan a los
infractores de la norma, de los vicios, de los abusos, de los incumplidores de
presupuestos y programas.
Hace falta una voluntad política ciudadana y
lúcida para repensar el país y sacarlo de la sombra de la oscuridad e ignominia
a que ha sido sometido en los últimos años por sus conductores y
administradores.
Una mentira tras otra, una incompetencia
sumándose a otra, una cetrería permanente en contra de los que piensan
diferentes o protestan exigiendo respuestas a sus reclamos laborales y sociales.
Una gobernabilidad debilitada e incierta, lo que hace mayor la angustia y la
desesperanza de las familias al no ver mejoría en sus condiciones de vida.
"Las
democracias son capaces de sobrevivir sólo cuando son entendidas por sus
ciudadanos”, dice Giovanny Sartori. Por ello, se hace necesario de una
conciencia basada en la educación y una cultura de bien común, estructurada con
los valores eternos de la sociedad: moralidad, espiritualidad y ética. La causa de la crisis nacional, somos
nosotros, los ciudadanos. No es la clase política, apenas el triste efecto.
Nunca es tarde para hacer lo correcto. Tenemos dos vías para participar e
incidir, una corta: acertar con el voto para asegurar líderes y gobiernos competentes
y honestos. Y otra, larga, luchar desde
abajo para producir los cambios requeridos.
“La oscuridad no puede sacarnos de la
oscuridad. Solo la luz puede hacerlo”, Martin
Luther King
Presidente del Ifedec, Capítulo Bolívar
@renenunez51
Los domingo, 8 a 9 am, en ONDA GLOBAL por www.onda973fm.com
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