domingo, 30 de agosto de 2015

Con la economía familiar no se juega




 Nuestra economía continúa en recesión. Para este año se estima una caída de PIB,-07%. El año pasado fue -04%. Los pronósticos de los entendidos en esta materia son tremebundos. Por otra parte, la incertidumbre y sospecha crece por la dilación del BCV en dar los resultados de la inflación del primer semestre de este año.
No es lo mismo una desaceleración como consecuencia de los desequilibrios propios de la economía que una desaceleración “inducida” como pareciera ser el caso de la nuestra, por la aplicación del viejo y reprobado esquema de la estatización económica. Dónde el poder ejecutivo lo decide todo.
 Con la economía no se debe jugar. Los gobiernos que se han rebelado contra ella desobedeciendo sus leyes y principios, las consecuencias sociales las sufren severamente después los pueblos.  Al final cuando las posibilidades de maniobras políticas se reducen, la realidad económica  ha puesto a esos gobiernos desobedientes e indisciplinados en la disyuntiva de tomar la vía de la rectificación, de los ajustes o la de continuar con la del estrangulamiento  colectivo del país con la centralización económica.
 Una realidad similar la vive en estos momentos el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, líder del partido Syriza; quién ganó las elecciones montado en promesas populosas, como no pagar la deuda externa y la de combatir el capitalismo con socialismo. La inviabilidad económica, varios meses después en el poder, lo hizo recapacitar; acogiéndose a las operaciones de rescate, de auxilios financieros ofrecidos por organismos internacionales. La decisión provocó una crisis dentro de su partido, donde los más radicales, los ortodoxos, se fueron. Al quedar sin apoyo de sus compañeros, el líder griego, inteligentemente, optó por dimitir para convocar unas nuevas elecciones, ya fijadas para el 20 de septiembre, con la finalidad de lograr una relegitimación política popular para seguir adelante con su rectificada postura económica en defensa de los intereses económicos de sus connacionales. 
 Cómo desearíamos una rectificación y viraje económico similar del presidente  Maduro. Pero, eso no va a ocurrir “por ahora”. No hay  voluntad ni interés de corrección; por el contrario, la respuesta ha sido acelerar la  radicalización de la revolución o del socialismo en marcha y que según él apenas está comenzando.
 Ante semejante insolencia política,  los venezolanos descontentos, la mayoría, no nos queda más remedio que apelar a uno de nuestros derechos políticos más efectivo y determinante como lo es el ejercicio del voto este 6 de diciembre para cambiar la correlación de fuerzas mayoritaria en la Asamblea Nacional. Se necesita una mayoría opositora parlamentaria para obligar al gobierno a revisar y rectificar las políticas económicas que nos empobrecen cada día más a todos por igual. La guerra económica la tenemos en casa  cuando no nos alcanza el dinero para comprar alimentos, medicinas y productos en general, y lo peor, cuando se nos dificulta conseguirlos con seguridad y a precios justos.
@renenunez51          Presidente de Ifedec Bolívar                                                                                    

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