martes, 5 de mayo de 2015

Al movimiento sindical de Guayana…



 Estos tiempos del sindicalismo recorridos en los últimos años son inquietantes. Los peligros de la desunión prevalecen a pesar de estar viviendo sus peores momentos de autonomía e independencia.  Confundidos siguen mostrando sus debilidades.  No terminan de entender que si los débiles se unen, los fuertes, los que tienen apoyo del régimen, no podrán imponerse, como hasta ahora lo han logrado.
 Es imprescindible superar esas diferencias a través de una visión integral compartida del movimiento sindical del futuro; convencidos de que, si no lo hacen, difícilmente podrán superar la brecha que existe, crece y agiganta cada vez más entre los distintos sindicatos de las empresas básicas de Guayana.
 Otro sindicalismo ha de crearse recogiendo lo positivo de sus raíces, como la defensa de las convenciones colectivas, las reivindicaciones, para convertirse en un vasto movimiento protector y defensor de las condiciones humanas; pero que también asuma con responsabilidad los compromisos de la productividad.
 Los dirigentes de Sidor, los dirigentes del aluminio, los dirigentes del hierro, los dirigentes de la energía, entre otros, cada uno por su lado intenta hacerlo a su manera y dividido. Los trabajadores no deben engañarse. La fuerza sindical será los que sus trabajadores y dirigentes decidan construir. No asumirlo seguirán corriendo el riesgo de continuar atrapados en los vicios y desviaciones que desde afuera, vienen alimentando factores ajenos al movimiento sindical.
 Por la vía del control obrero, como hasta ahora los llevan; los distraen alejando de los nuevos desafíos y acciones que el mundo sindical desarrollado emprendieron unidos a favor de mayores y mejores posibilidades de logros socios económicos estables, duraderos y decentes. Pero produciendo.
 Llevan 16 años enmarañados por el opio de una revolución que sin darse cuenta los ha venido convirtiendo en sujetos y objetos ideológicos. Imponiendo patronalmente condiciones y reglas administradas a caprichos y conveniencia por el régimen de turno. El que ahora decide si hay o no elecciones.
 Trabajadores y dirigentes de Guayana, de ustedes depende hacia donde quieren llegar como masa laboral. Es hora de tener los ojos bien abiertos y el corazón bien latido, para imponer la voluntad sindical con firmeza, con decencia, con deseo de superación, con integridad, para evitar caer en los vicios que ustedes mismos critican y que muchos de ustedes reproducen consciente o inconscientemente.
 Optimismo, fe, constancia, perseverancia, resistencia en la lucha han de ser la sinergia que debe unirlos en estos momentos tan difíciles cuando no hay separación de poderes que protejan y defiendan sus derechos.
 Hay dirigentes presos inocentes tras las rejas. Plantas operativas paradas por falta de repuestos, materias primas y servicios industriales adecuados y eficientes. Sus inquietudes y reclamos laborables no son oídos menos tienen respuestas. No se dejen fanfarronear por la promesa de poder. Por los privilegios y prebendas del que ya gozan algunos de sus compañeros. Sean ustedes la nueva clase dirigencia que esperan sus familias. Sus hijos. El propio pueblo que los ve y necesita de su ayuda para superar la miseria y pobreza.
 El  destino los condenará si no actúan con conciencia, responsabilidad y unidos.  Ningún gobierno por más poderoso que sea podrá abrogarse de sus luchas y derechos, si son capaces de convertirse en una fuerza sindical regional poderosa. No dejen que los  odios ideológicos que incitan a la división entre ustedes lo sigan debilitando e incitando a  generan actitudes sectarias y fanáticas extremadamente negativas; abonando terreno para la aparición y desarrollo de la violencia como sistema en la fábrica.
 Finalmente, hay que llegar acuerdos mínimos entre todos los sindicatos, incluyendo con otras centrales de trabajadores, el objetivo ha de ser la unidad respetando la diversidad de opiniones para enfrentar no solo la crisis sino un régimen que dice ser obrerista de pensamiento pero anti obrerista de acción. La alianza estratégica con el sector privado, una necesidad ineludible e impostergable. El estatismo volvió a fracasar.
 Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar      @renenunez51  

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