LA mayoría de los ciudadanos y ciudadanas
venezolanas tienen corresponsabilidad en la actual situación crítica de país; la
peor de toda la historia republicana y democrática. Culpables por apoyar a un gobierno no preparado ni
interesado en gobernar con equilibrio, racionalidad y justicia democrática. Hoy
“justos y pecadores” pagamos las
consecuencias con exclusión y empobrecimiento social en detrimento de nuestra
dignidad, nuestra democracia, nuestra calidad de vida integral.
Empecemos por aceptar, a título de
autocrítica, que ser ciudadano no es solo
votar en procesos electorales. Es también entender y tomar conciencia política
del ejercicio oportuno de los derechos, deberes individuales y colectivos consagrados
en la constitución nacional. Una
sociedad criolla demasiada permisiva con las reiteradas violaciones de las
normas como también con los cambios y
decisiones antidemocráticas que se vienen tomando por la fuerza del poder más
no por la del soberano: el ciudadano.
Una ciudadanía responsable se ejerce apoyando
y tomando acciones para vivir mejor y más seguros. No se trata de pedir más
leyes, sino cumplir y hacer cumplir las que ya existen. Elegir por elegir. Exigir
cambios sin cambiar uno primero.
Un buen ciudadano se responsabiliza por las cosas
que pasan a su alrededor. Participa en servicios a la comunidad, exige ser
protagonista de los presupuestos municipales, decide en que van a invertirse
los recursos asignados, ser un buen
vecino, trata a todos con respeto y dignidad, ayuda a cuidar el ambiente, sigue
las reglas de la familia, de la escuela y de la sociedad. Que no son más que
las buenas acciones, las buenas y nobles ideas fundamentadas en valores morales
y éticos. Haciéndolas sus hábitos. Su conducta humana.
Si en el hogar no se respira unidad, armonía y
amor, muy difícil sus miembros puedan ser los mejores ejemplos de la comunidad. Los buenos o malos ciudadanos se
forman en el núcleo familiar. Uno vive para el bien de miles y miles viven para
el bien de uno. Cuando vivimos para los demás el egoísmo y la avaricia
desaparecen. Los que somos cristianos, la conexión con Dios es la mejor fuente
de sabiduría, bondad y buen juicio para uno ser un buen ciudadano. Con la fe y
la esperanza siempre por delante.
En
el camino de la vida siempre habrá problemas y obstáculos para resolver con inteligencia
y sabiduría. Resistir a las adversidades con perseverancia y constancia, un
compromiso ineludible.
Muchos líderes y funcionarios públicos de hoy no
garantizan el respeto, la justicia y la paz ciudadana, simplemente porque adolecen
de una formación cívica correcta y decente. Escoger los mejores dirigentes, los
mejores gobiernos ha de ser una obligación ciudadana siempre. Ayudemos a
superar esta Venezuela de dolor y desesperanza, sembrando alivio y esperanza
con formación, amor y unión. Sabemos que va llevar tiempo, por mucho que vengan
cambios. El mejor país está por venir.
Presidente
del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
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