miércoles, 15 de abril de 2015

Otra cumbre más, otra amenaza más



 No me cabe duda que las relaciones internacionales del mundo de hoy se rigen por un dinamismo diferente al del pasado (al de la guerra fría). Los logros concretos en materia de desarrollo humano han hecho diferente el proceder de los pueblos; aunque algunos como los latinos no terminan de entenderlo y asimilarlo para armar ese anhelado espacio integral que nos permita fortalecer nuestras capacidades y oportunidades para competir con otros similares en mejores condiciones.
 La OEA nace el 30 de abril de 1948 en Bogotá, Colombia, con un sentido histórico-geográfico, hoy sobrevive bajo un sentido geográfico político ideológico. No hay otro continente que une a los dos polos. Con cierta homogeneidad cultural (latinoamericana, norteamericana y anglosajona del caribe). Donde la mayoría habla el mismo idioma, el español, con una casi historia común. Sin embargo, el desarrollo humano nos ha sido esquivo en casi todo el continente por las contradicciones, complejos y prejuicios ideológicos de sus líderes desde el poder.
 En diciembre de 1994, en la Cumbre de las Américas de Miami, se iniciaron los esfuerzos de establecer en la región un acuerdo común de libre comercio; comprometiéndose los jefes de las distintas naciones -de ese entonces- a lograr para el año 2000 un avance sustancial hacia el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), por un lado, y la conclusiones de las negociaciones para el 2005, por otro. Los objetivos centrales eran:  Preservar y fortalecer la comunidad de las democracias, promover la prosperidad a través de la integración económica y el libre comercio, erradicar la pobreza y la discriminación, garantizar el desarrollo sostenible y conservar el medio ambiente para las   generaciones futuras.
 En la IV Cumbre de las Américas, realizada el 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) los paladines revolucionarios Néstor Kirchner (Argentina), Lula Da Silva (Brasil) y Hugo Chávez alegando desigualdades y colonialismo hicieron fracasar esta iniciativa regional, la cual hasta ahora sigue pendiente y más atomizada como nunca. Los últimos años los gobiernos latino americanos se han dedicado a crear organismos subregionales subestimando la importancia estratégica de unión que representan  dos potencias económicas e industriales del mundo como lo son Estados Unidos y Canadá.
 Este fin de semana en Panamá se hizo otra cumbre, con presencia del presidente de los Estados Unidos; donde de nuevo, por segunda vez consecutiva, la última fue la de Colombia, los mensajeros representantes de los pueblos, los jefes de Estados, no se pusieron de acuerdo en la declaración final.  Otra cumbre de exceso de discursos sin compartir evaluaciones y resultados concretos de avance en materias tan importantes como la de la pobreza, violaciones de derechos humanos y derechos democráticos, entre otros. La mayoría invocaron el diálogo pero no fueron capaces de aplicarlo. Prevaleció de nuevo el “antigringuismo” por parte de los voceros del ALBA; aunque en esta oportunidad uno de ellos, más vivo e inteligente, como el de Cuba, logró ser el más productivo y el de la gran noticia por acercarse y reunirse durante una hora con el presidente Barack Obama de los EU. No hablaron de ideologías pero si de economía y comercio, para avanzar en ese proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas. Para tristeza, aunque no nos sorprende,  el nuestro que hasta un doble se llevó, ocupó el tiempo de su intervención en  repetir el mismo guion anti imperialista a que se ceñía Fidel Castro en los encuentros internacionales en el siglo pasado.
 La mentalidad imperialista ya no causa en estos tiempos por lo menos a los venezolanos tanto temor como la mentalidad colonialista nacional. Los venezolanos estamos siendo sometidos a ella, ejemplo es como hemos venido perdiendo progresivamente el disfrute de las libertades, el ejercicio de  nuestros derechos políticos, económicos, sociales y culturales. Apenas el presidente Maduro pisó tierra criolla al regresó de Panamá después de estar varias horas hablando con los Castros en Cuba, nos vuelve a ofrecer “más radicalización de la revolución”, agregando otra amenaza como la de conminar a irse del país a quienes no pueden sostener una actividad económica como si Venezuela fuera de su propiedad. ¿Cómo se llama esto?
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar      @renenunez5                      

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