Pensaba que la entrada del nuevo siglo y
milenio, nos iba a deparar a los venezolanos mayores expectativas de progreso y
desarrollo democrático y humano como sociedad. Pero la realidad ha resultado
todo lo contrario.
En el centenario anterior se logró una
conquista política muy importante como fue la instauración del sistema
democrático para dejar de lado toda una historia de despotismo que dejó mucho dolor y atraso social.
Con los tres primeros períodos de gobierno
democrático, aunque usted no lo crea, nuestro país sobresalió en América Latina
con sus indicadores macro económicos y sociales, por encima de los de Argentina
y de Brasil. Curva económica que tocó
techo muy rápido y comenzó su declive con la llegada de la primera bonanza
petrolera en la década de los setenta; a pesar de la inmensa y variada riqueza
natural que siempre hemos tenido pero que no hemos podido utilizarla en favor
de las transformaciones de la ciencia y la tecnología. Desde entonces, lo
público ha estado en un proceso progresivo de relajamiento y de distorsiones a
todo nivel, cuyos resultados de gestión pública hoy en dia son los peores de
toda la historia republicana. Da vergüenza e impotencia, haber iniciado este 2015
ocupando los primeros lugares del Orbe en improductividad, inseguridad y poca transparencia.
El populismo, la politiquería, los malos
manejos del erario nacional, los abusos, el personalismo son, entre otras, las características
presentes en la conducta política criolla, agravada con la llegada del chavismo
al poder.
Para comprender esas desviaciones, me parece útil
y oportuno recurrir al significado, a la razón de ser de la política y del
poder. Decía Aristóteles “el hombre es un
animal político”. Lo cierto es que la política es una herramienta natural estratégica
para conocer, identificar, inventariar los problemas y temas que afectan a toda
una sociedad así como las distintas
opciones para resolverlos. Un buen político opositor es aquel preocupado y
ocupado en dar orientaciones decentes y correctas, el canalizador de las
soluciones ante los que tienen el poder o mandato de turno.
Los gobiernos elegidos en democracia
representan a los pueblos, quienes por
la voluntad del voto les delegan su poder soberano por un período determinado
haciéndolos constitucionalmente responsables de administrar los recursos de la
nación con eficiencia y transparencia. Dando respuestas oportunas a sus
reclamos y exigencias sin distingo de naturaleza alguna. Garantizando su
participación, anticipando e interpretando sus necesidades y soluciones a
través de las políticas públicas.
No
me cabe duda, con la democracia la política adquirió una nueva dimensión
social. La alternancia en el poder se convirtió para los ciudadanos en una de
sus mejores fortalezas humanas para escoger mejores opciones y visiones de
gobiernos desde la más conservadora hasta la más liberal, incluyendo la
socialista. Los ciudadanos agrupados en partidos cuentan con sus propias
estructuras para ponerse de acuerdo en el proyecto de país más viable y
sustentable. Protegiendo el medio ambiente.
En estos últimos 16 años si bien es cierto se
han realizado más de una docena de procesos de consulta popular no es menos
cierto la democracia, en cuanto al ejercicio del poder de conformidad con el
precepto constitucional, no ha funcionado cabalmente; prueba de ello, la no
separación de los poderes públicos para garantizar la transparencia y la justicia.
Desde el poder ejecutivo se ha venido
estableciendo un dominio de mandato parcializado y desvinculado de los
principios fundamentales de la democracia como los son el de la libertad, el de
la igualdad en el trato ante las normas, el del respeto a la diversidad de
pensamientos y acciones, el de la participación real de todos los sectores nacionales
en la formulación de presupuestos y planes de la nación.
Hay una inocultable tendencia totalitaria del
régimen en la proclama permanente de división social y política; ofreciendo
preferencialmente protección y garantías
de los derechos y servicios públicos a sus seguidores y no a todos como es el
deber democrático y humano. Inaceptable bajo toda consideración y
circunstancia. Ningún régimen debe erigirse en único poseedor de la verdad y monopolizador del sentido de la
historia patria como pretende el nuestro. Menos cuando trata de imponerla a la
fuerza contra la voluntad de las mayorías, menospreciando las que sean distintas a la
suya.
Los voceros oficiales cuando se comunican con
la población lo hacen convencidos de contar con el poder absoluto para hacer lo
que le viene en gana, cuando la misión general de todo gobierno que se precie
democrático, serio y responsable es la de convertirse más bien en el núcleo y
el motor del progreso y del desarrollo de las comunidades y de las
instituciones humanas que abarcan.
Ningún gobierno por la vía de la corrupción,
de los abusos, de las violaciones de los derechos humanos puede abrogarse la
iniquidad de disponer de los pueblos para usarlos y explotarlos por antojo y
conveniencia ideológica. Cuando lo hacen atentan contra la constitución, contra
el bien común nacional y universal, convirtiendo a los pueblos en sus
prisioneros mediante el miedo y terror
que producen sus decisiones. No
obstante, a éstos siempre le asistirá el derecho moral de rebelarse contra la
usurpación de que han sido objeto en un coyuntura determinada; la vía para
hacerlo son las elecciones, participando y votando, para restablecer el orden
institucional perdido.
Presidente
del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51
Muy bueno este escrito.
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