martes, 10 de febrero de 2015

Cambio para una mejor vida



 El mundo consciente anda por un lado, el inconsciente por otro. El primero ocupado en la ciencia y las transformaciones de la tecnología.  Construyendo presente. Previniendo futuro para hacerlo más asequible, incluyente y justo. Acortando distancias y facilitando las comunicaciones y el transporte. Planificando el progreso y el desarrollo de sus pueblos, de sus instituciones humanas.
El segundo sigue distraído en la palabrería, en los hechos históricos, en el pasado. Atosigado por la prédica ideológica y populosa. En donde los problemas superan las soluciones. La injusticia a la justicia. El desorden al orden. La corrupción a la decencia. Los ciudadanos se deben al Estado y no el Estado a los ciudadanos. Atentando contra sus derechos de vida, sus derechos humanos. Administrando el bien común nacional a discreción sin medir consecuencias económicas y sociales.
 Ante esta cruda realidad, los seres humanos debemos de entender que el bien común es propiedad de todos y no de una oligarquía política. La sociedad es la única propietaria de los recursos del estado. Por lo cual nunca debe renunciar a la exigencia de que los mismos sean administrados siempre con eficiencia y transparencia. La historia registra ejemplos positivos inspirados en principios éticos, donde el poder persuasivo de la verdad es garante insustituible de las libertades, la justicia y la paz.
 La lucha de justicia social ha de ser un compromiso individual y colectivo. Con la finalidad de restablecer un equilibrio entre incluidos y excluidos, entre trabajadores y desempleados, entre ricos y pobres.
 La población no pude ser indiferente frente a la injusticia. Tomar conciencia de sus haberes humanos y ciudadanos, forma parte de la brega política que debe asumir y ocuparse sin complejos, temor ni prejuicios contra quienes les conculcan sus privilegios contra toda justicia.
 La tecnología ha de ser el medio para los cambios del espacio y del tiempo. Los avanzados en esta materia viven mejor y más seguro. La cibernética -no tengo duda- ha sido la auténtica revolución de la humanidad de todos los tiempos.
 Las inversiones nacionales e internacionales son necesarias e imprescindibles. Con imaginación creadora debe ser orientada al desarrollo de los intereses nacionales asegurando el mayor éxito posible. Recurriendo a la experiencia.
 La vieja premisa de basar la economía sobre la producción de materias primas básicas no ha tenido éxito. Quienes la siguen aplicando hasta el sol de hoy, siguen siendo naciones débiles, con bajo poder de negociación, con alta dependencia del mundo exterior a todo nivel. Con miseria y pobreza importante.
 El reto de los que todavía no se dan cuenta de sus propias limitaciones para prosperar como patria, pasa por superar internamente sus egoísmos y envidia. Están obligados a construir una unidad capaz de hacer frente al orden imperante enemigo de libertades, del respeto y de la paz.
Nuestro país se encuentra sometido a mitos humanos y mitos inhumanos en esto de la conducción de los destinos del Estado. Estamos sometidos a un régimen que apela a la conciencia de sandeces, de mentiras, de engaños, de calumnias, de injurias. Su accionar público no está basado en la razón pero si en los sentimientos. Engrandece  lo que no es racional, no responde a la libertad del hombre ni a su dignidad.
 El desafío no puede ser otro que el desarrollo, no la revolución, como se nos viene insinuando desde hace 16 años, donde ésta se sigue proclamando como medio y fin a la vez. Implica un desarrollo armónico que no lo tenemos ni lo hemos tenido nunca. Capaz de construir una nueva mentalidad política, económica, social y cultural. Una nueva sociedad respetuosa de valores y de principios, inclusiva, de trabajo decente, estable y duradero, con justicia. Donde cada venezolano tenga garantizado la capacidad y la oportunidad de ser lo que quiere ser.
 Ello implica una opción política distinta a la que tenemos hoy en el poder, y a la que pretende sustituirla con las mismas barreras, trabas y vicios. Una iniciativa consensuada, cimentada en la verdad, el desarrollo de la ciencia y de la tecnología. El progreso es dar un paso más. Toda realización grande es una sucesión de realizaciones pequeñas. Los grandes no lograron el éxito repentinamente. Lo alcanzaron con paciencia, perseverancia y constancia. Llegó la hora de la política mayúscula. Y de la voz del ciudadano de primera para tener un país de primera.

Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar      @renenunez51                             

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