martes, 26 de agosto de 2014

El problema grave de país es otro…



  Tristeza, confusión y contradicciones de país. Se nos cae a pedazos, no nos damos cuenta.  La dirigencia política no termina de ponerse de acuerdo para detener la destrucción de lo que se había logrado en el pasado con esfuerzos y sacrificios. Su institucionalidad, sus empresas, su economía de mercado, sus libertades.
 La auto estima ciudadana sigue en baja. Se observa una mitad de sociedad dividida, incapaz de diferenciar el bien común del mal común. Tanto en lo individual como en lo colectivo. La catástrofe social sigue en aumento; entretanto, siguen en el poder un grupo de funcionarios con amplias libertades enriqueciéndose a través de negocios turbios,  con prebendas y prerrogativas exclusivas; otro grupo político hacendó de la crisis una oportunidad de poder y de negocios;  otro  indiferente, a pesar de estar sufriendo en carne propia las consecuencias económicas y sociales; y un último intentando aunar esfuerzos en la construcción de una alternativa democrática creíble y respetada donde todos quepan sin distingo alguno.
 Si hay algo donde coinciden las grandes mayorías nacionales es en su desagrado y descontento por la Venezuela de hoy, no es la que quiere ni desean mantener porque conspira por naturaleza contra su progreso y desarrollo libre.
 Se está ante un modelo político que no valora la educación libre y formal  ni la considera su prioridad. Con un entramado institucional político-económico-social enemigo de libertades, no concebido para combatir  la corrupción, la escasez y las violaciones de derechos humanos.
 Qué no cree en el desarrollo de los pueblos, basado en mejoras de las condiciones de vida de sus ciudadanos a través de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus necesidades básicas y complementarias. Tampoco en la libertad del ciudadano para ser o hacer lo que él desea ser o hacer.
 Unos jefes de gobierno que se encadenan a diario abusando de los medios y de la opción ciudadana para  oír la radio o ver por televisión su programa predilecto. Con doble moral, por un lado hablando de prosperidad, y por otro destruyendo e irrespetando la propiedad privada. Fortaleciendo al débil (pobre) a cambio de  debilitar y destruir al fuerte (rico). Imponiendo sanciones, sueldos y condiciones laborales con amenazas y descalificaciones permanentes, a quien emplea y paga salarios. Un régimen que regala, subsidia, financia, gasta dinero de sus nacionales para dárselo a otros gobiernos a cambio de solidaridades convenientes e ideológicas. Llevan casi 16 años, debilitando y dividiendo  una clase media que antes de llegar ellos, era fuerte y amplia.
 Si bien es cierto la cultura política sigue siendo la misma: rentista y mesiánica, no es menos cierto que la cultura de hoy es mucho más rentista y más depravada. Permisiva y encubridora. Se alejaron de valores y principios claves y esenciales de cualquier proceso de desarrollo nacional. ¿Cuáles son esos?
 La ética como principio básico. La integridad. Contar con líderes íntegros, capaces de liderar las transformaciones acompañados de un equipo idóneo, inteligente y con la sinergia adecuada para lograr con éxitos los objetivos y las metas trazadas. Un liderazgo y un grupo de colaboradores inspiradores de confianza, de credibilidad, de entusiasmo. Responsable. Respetuoso de normas, leyes y reglamentos. Con amor al trabajo. Valorador del capital o de la inversión tanto pública como privada. Con deseo de superación.  Puntual y disciplinado.
 Ningún pueblo en el mundo ha logrado un nivel de calidad de vida integral sin valores y principios. No será éste el problema o las razones ¿por qué estamos como estamos como nación? ¿Qué estamos haciendo o esperando para entenderlo? Lo tenemos todo pero seguimos siendo una nación atrasada.
 Este tema hay que abordarlo y llevarlo con mayúscula al debate nacional. Las alforjas repletas de propuestas y de iniciativas que cada grupo tiene para superar la crisis son importantes pero sin “Moral y Ética” de nada servirán.
 No es, el espíritu de descalificar el que me inspira, ni pretendo erigirme en acusadores implacables frente al “Status quo” político de los difíciles tiempos que vivimos.  No. Me mueve el celo por la construcción de un país decente, más justo y más humano. Donde todos podamos hacerlo sin angustias pero con plenas esperanzas. Cada uno aportando lo que le corresponde. Sin desmeritar  el espíritu crítico constructivo cuando sea necesario. Si queremos que nos comprendan, debemos estar listo para comprender. Para triunfar es necesario creer que podemos triunfar.
Presidente del Ifedec, capítulo Estado Bolívar      @renenunez51

No hay comentarios:

Publicar un comentario