Quienes leímos en plena campaña electoral del
98 el libro “El Comandante” entrevista realizada al -entonces- candidato Hugo
Rafael Chávez Frías por el historiador y
profesor de la UCV Agustín Blanco Muñoz, tuvimos claro -desde entonces- los objetivos ideológicos
que estaban detrás de su propuesta revolucionaria
Para asegurar la permanencia en Miraflores e
imponer el proceso revolucionario, Chávez logró vía Constituyente dos de sus
puntos de honor: la “reelección indefinida” y la extensión del período presidencial
a 6 años; aunque su planteamiento original fue de 7. Así comenzó a ejecutarse
el plan de destrucción de la institucionalidad democrática, un sistema
antivalores, la descapitalización de la economía privada y la desmovilización y
asfixia progresiva de los ciudadanos para ponerlos a depender totalmente del
nuevo Estado socialista comunista en construcción. Después de casi 16 años los
venezolanos “justos como pecadores” estamos
pagando las consecuencias del sistema puesto en marcha bajo los lineamientos y
consejos impartidos desde Cuba por los hermanos Castros. Hoy para nadie no es
un secreto la opresión y la usurpación
de los poderes públicos. La secuela de la ingobernabilidad a todo nivel,
la incapacidad para atender y resolver problemas de la gente; así como los abusos
y violaciones de derechos humanos y democráticos
De la democracia de 1998 solo se disfruta y -con
sospecha de transparencia- del beneficio de las elecciones municipales,
regionales y nacionales. Las victorias logradas por el chavismo en todo este
tiempo las han aprovechado para la legitimación del proyecto antidemocrático
Las contradicciones y la desigualdad en el
trato y reparto de cuotas de poder han aflorado este año dentro del partido de
gobierno, provocando luchas internas y antagonismos entre las élites
protagónicas de la revolución
Por
el lado de la Oposición, la mayoría de los partidos políticos pasan igual por
una crisis de credibilidad interna y externa que el ciudadano común ha
comenzado a percibir con suma preocupación su desunión y maneras distintas de
encarar el modelo político ideológico causante de la grave crisis generalizada
que padecemos
No se puede ocultar que dentro de la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD) existen agendas encontradas y protagonismos
personales y grupales diferentes. Si bien es cierto coinciden en la necesidad
de restablecer la democracia, no es menos cierto que hay marcadas diferencias
en la forma y el procedimiento para lograrlo. Cada uno pretende imponer, a su
conveniencia, un mensaje, una estrategia, una vía constitucional distinta: salida
a la calle, renuncia, referendo, asamblea constituyente, elecciones de 2019, y
la más viable, cercana y clave en una democracia que son las legislativas,
nadie la impulsa como prioridad para el acuerdo unitario democrático. A estas
altura, la MUD debería ya haber logrado una plataforma consensuada para
unificar criterios, esfuerzos en un proyecto electoral alternativo con
participación de todos los sectores: político, económico, social, sindical,
gremial, estudiantil, universidades, entre otros, capaz de garantizar en 2015
una victoria contundente facilitadora de la recuperación de la autonomía e
independencia de los poderes públicos. El reto debería ser la conquista de una
mayoría absoluta; las condiciones están
dadas si se antepone los intereses de la democracia, del progreso y del
desarrollo de todos por igual a los intereses grupales o partidistas. Los
sectores vulnerables cada día toman más conciencia del deterioro creciente de
su calidad de vida. La clase media de 1999 ya no es la misma de 2014
Ante esa insensatez y pérdida de sentido de
pertenencia democrática de muchos líderes, ciudadanos independientes y demócratas
han comenzado a organizarse por todo el territorio, de abajo hacia arriba, para
exigir a la clase política opositora uniformidad en la lucha y en la resistencia;
un ejemplo digno de imitar es el de la Sociedad
Civil Cachamay en Puerto Ordaz, integrada por un grupo de recursos humanos
valiosos, con solvencia gerencial, técnica, moral y ética, en su mayoría
responsables de la administración del padrón electoral en los últimos procesos
electorales en varias parroquias con probada eficiencia. El equipo opera
horizontalmente, tienen como misión la de promoción, defensa y consolidación de
la democracia mediante la participación y conciencia ciudadana, apostando siempre a mejores líderes, a mejores
propuestas, a mejores gobiernos, a un mejor país con calidad de vida humana y
democrática. La idea no es ocupar espacios de los partidos pero si de exigir
responsabilidades en sus ejecutorias. Se han venido reuniendo con dirigentes y
factores políticos opositores de la región para exhortarlos a construir una alternativa democrática incluyente, unitaria y
funcional en el estado Bolívar que proyecte confianza, credibilidad y esperanza
para asegurar el acceso de todos los ciudadanos a las ventajas asociadas con el
poder y a la constitución, reclamando eficacia, decencia, posiciones coherentes
y serias con respeto al ejercicio de la democracia interna de los partidos; sin
prácticas clientelistas, dando primacía a la formación y promoción de nuevos
líderes. El rechazo a la incapacidad y el temor de ofrecer opciones y políticas
innovadoras que satisfagan a los ciudadanos en general. A creer en el diálogo,
la tolerancia y la participación ciudadana. (1296).
Presidente
del Ifedec, capítulo Estado Bolívar @renenunez51
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