La semana pasada estuve
participando en Caracas en unas jornadas de trabajo sobre Poder Local,
auspiciadas por la Fundación de Estudios Municipales con presencia de diez
candidatos a alcalde de varias partes del país elegidos por primarias y con
altas posibilidades de victorias. Rachid Yasbek, Aliana Estrada y mi persona
nos tocó acompañar al de la alcaldía del Municipio Caroni, Wilson Castro.
Encuentro que permitió conocer las experiencias de gestiones municipales de
Sucre y de Baruta. Para mí fue un honor encontrarme de nuevo con el respetado
amigo el Dr. Carlos Romero, uno de los pocos venezolanos que ha estado dedicado
en los últimos años -escribiendo libros y dirigiendo talleres- a destacar las
bondades y la importancia del poder municipal en una democracia funcional.
La trascendencia del tema fue lo del
empoderamiento de la participación ciudadana en la planificación, la evaluación y la
ejecución de proyectos, programa y planes de los gobiernos municipales, proceso
de descentralización que se inició antes de 1998 con la creación de los
consejos parroquiales y las asociaciones de vecinos; aunque con poca fuerza de
convicción de los actores políticos protagónicos de ese entonces, y que
después, ha estado siendo revertido progresivamente por los que hoy gobiernan
en Miraflores desde hace casi quince años, caracterizados por el
desmantelamiento y la desnaturalización de las instituciones del Estado, las
cuales perdieron autonomías e independencias para subordinarse al poder
Ejecutivo.
Hace tiempo, el papel del Estado moderno y
democrático en el mundo desarrollado fue redefinido en todos los niveles,
fortaleciendo y favoreciendo la participación ciudadana, especialmente desde los
gobiernos locales. Se legitimó la participación de corresponsabilidad abierta y
coordinada entre la administración pública y privada con el ciudadano común en
la búsqueda de soluciones, tomando en cuenta las realidades de las comunidades.
Esto favoreció el fortalecimiento del sistema político, la democracia, la
gobernabilidad y la cultura de la paz. El deber ser. Con una gestión de
inclusión, despartidizada sin privilegiar a ningún sector. Transparente. De
libro abierto a todos, sin distingo de credo, religión, nivel social o raza. El
alcalde o Jefe Local se transformo en la principal referencia ética del
municipio.
La demora deliberada del CNE en la
convocatoria de elecciones municipales en nuestro país, una muestra de la poca
estima y valoración que le tiene este organismo a los derechos ciudadanos, como los son, entre
otros, el de la renovación oportuna de las autoridades locales, así como los de
sus reclamos por mayores espacios y oportunidades de participación en las
soluciones de sus problemas.
Es por ello
que la nueva fecha anunciada estos días por la rectora Tibisay Lucena, 8 de
diciembre, para los comicios municipales, Dios quiera, los ciudadanos la tomen
como incentivo moral y ético para acudir masivamente a expresar sus votos ese
día en procura de cambiar el status quo revolucionario que impera en la mayoría
de los municipios de la república, a partir de una participación abierta,
transparente y libre.
Convencidos
de la oportunidad, los candidatos a burgomaestres (en su mayoría jóvenes) como
sus equipos de trabajo, asumieron el compromiso por separado de poner en práctica
lo conocimientos recibidos en los tres días que duró el programa de Poder
Local. Igualmente, decidieron aunar esfuerzos mancomunados en la defensa de la
descentralización política administrativa del Estado, donde el ciudadano sea el
sujeto y objeto de la gobernabilidad, una vez logren el triunfo.
Presidente del
Ifedec, Capítulo Bolívar @renenunezr
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