Los electores de este país nos expresamos el 14 de
abril de manera muy clara y contundente. Una mitad decidió continuar apoyando
la opción del chavismo esperanzado que por la vía del socialismo del siglo XXI
su calidad de vida mejorará, a pesar de los resultados de 14 años en el poder
que reflejan todo lo contrario; la otra
exigió cambios en la conducción de los destinos de los intereses nacionales
para la construcción de un camino viable, seguro, en paz y en democracia donde
la prosperidad, la inclusión, las libertades, la honestidad, la igualdad en el
trato ante la ley y la participación sean respetados como compromisos
permanentes de lucha de todos los sectores de la sociedad venezolana.
El pasado
domingo se puso de manifiesto nuevamente de manera descarada, sin recato moral
y ético alguno, el ventajismo, el abuso, la coacción y el uso indiscriminado de
los recursos humanos, económicos y financieros del Estado por parte del partido
de gobierno con la complicidad de quien se supone es el árbitro electoral: CNE.
Esta vez, la novedad fue el invento del voto asistido.
No obstante a
la componenda Estado-gobierno, y a la vulgar compra de conciencia ciudadana,
los resultados fueron distintos a los del 7 de octubre cuando Chávez Frías superó por más de 1.500.000 votos al
candidato de la Unidad Democrática: Capriles Radónski; pues la diferencia se
redujo -esta vez- apenas, si nos ceñimos a los resultados del CNE, a 270 mil
votos a favor de Maduro. El chavismo sin
Chávez perdió en 10 días de campaña electoral nada más y nada menos
1.300.000 votos, de los cuales casi 1.000.000 se inclinaron por Capriles,
mientras el resto se abstuvo.
La Oposición
obtuvo la victoria en 8 estados, y en casi la totalidad de las capitales de las
24 entidades regionales, creciendo significativamente en las clases sociales
más vulnerables. Se destaca el dominio sobre el chavismo en Mérida, Portuguesa
y Bolívar, donde se ganó en 6 de los 10 municipios, incluyendo el hasta hace
poco inderrotable municipio Caroni. Igualmente el triunfo en la capital de
Barinas.
En resumen,
Maduro logró una pírrica y cuestionada victoria electoral, mientras Capriles
una contundente victoria política, que lo agiganta y proyecta como nuevo líder
de multitudes y de esperanza de cambios a la vuelta de la esquina.
Dar una mala
o distinta lectura a lo ocurrido el domingo, por cualquiera de los dos bandos
políticos, se corre el riesgo de desperdiciar oportunidades que ambas mitades
están exigiendo de buena fe a sus dirigentes y líderes. Capriles mostró su
propuesta democrática política y económica, sus buenas intenciones de
reconciliación, inclusión y unidad nacional “Venezuela somos todos” con
progreso, eficiencia y transparencia. Maduro, no lo hizo, ni dijo como resolver
los graves y estructurales problemas económicos, sociales y de convivencia en
paz que no podrá eludir e ignorar en los próximos días; su apoyo electoral
descansó absolutamente en la memoria del difunto presidente Chávez, y por lo
que ha mostrado en estas horas como presidente proclamado a la ligera por el
CNE, pareciera adolecer de un liderazgo firme y confiable tanto para sus
propios seguidores como su entorno íntimo de poder. Seguir reeditando el guión
de echar la culpa de su incapacidad para gobernar a otros dentro como fuera del
país, y ratificar los apoyos incondicionales a gobiernos extranjeros a cambio
de nada favorable al desarrollo integral de los intereses de la nación, y si le
sumamos lo fracturado que quedó el Psuv entre los grupos de poder internos y el
nacimiento de uno nuevo que lo culpará del fracaso total de la revolución, no
cabe duda, Maduro no las tendrá fácil en su gobierno. Apelar a la represión y a
la radicalización dentro como fuera del Psuv sería peor la medicina que la
enfermedad ya que la rebelión de las bases
chavistas comenzó y no estarán dispuestas a dar más tiempo de solución
al hambre, la miseria y la pobreza que padecen.
Por el lado
de la Oposición, sería un error imperdonable y estratégico que después del
esfuerzo hecho por Capriles para unirlos y atraer a los chavistas a su proyecto
de progreso de país, la unidad de los partidos dejara de funcionar alrededor de
Capriles. Se lucha contra un sistema y gobierno.
Internacionalista.
@renenunezr
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