miércoles, 27 de febrero de 2013

Solidaridad contra odios y tiranía



  Nada más perverso dividir los pueblos por razones ideológicas. La Venezuela de hoy se encuentra dividida afectiva y familiarmente por esa razón. De ello se ha encargado la revolución, cuyo propósito hasta cierto punto lo ha logrado destruyendo el núcleo familiar, la célula más sagrada de una sociedad. No es un secreto porque así lo han asumido quienes nos gobiernan, se está ante un proceso de dominación que “no tiene vuelta atrás”, disfrazado de democrático en lo que a la utilización de los poderes públicos se refiere, y que todos sabemos están alineados en esa dirección, a los intereses del colonialismo cubano. Los petrodólares, se han convertido en los medios efectivos por excelencia del régimen para la compra de conciencia ciudadana para acelerar y asegurar el fin que todo socialismo comunismo procura como lo es el control absoluto de los pueblos.
 Ante esa realidad, se hace imprescindible la necesidad de invocar la solidaridad activa de todos los sectores: políticos, económicos, sociales, estudiantiles, gremiales, culturales para detener el desmontaje de las instituciones democráticas, valores y principios humanos. Una amenaza de violencia de estado.
 Esa solidaridad nos llevaría unidos a enfrentar los odios ideológicos que nos divide y nos hace parecer diferentes. Mientras haya un sistema político que vea a una mitad de la población con odio para subsistir en el tiempo, los pueblos no podrán tener paz, menos existir solidaridad humana.
 Si nos lo proponemos, si aunamos esfuerzos, si superamos las diferencias y concertamos nuestros acuerdos alrededor de objetivos concretos, podremos hacer valer nuestros derechos inspirados en la justicia social en democracia. Estaremos en mejores condiciones de credibilidad para que esa otra mayoría afecta al gobierno entre en conciencia de la razón y de la propia exclusión social de que está haciendo objeto en materias de libertades e igualdad en el trato ante la ley.
 Se trata de imponer una disciplina socio política que integre a todos con respeto en todas las actividades de la sociedad para el bien común, sin diferencias ni odios ni resentimientos. Tomando conciencia del Estado que nos conviene, que vele y defienda los derechos a la vida, creando capacidades y oportunidades por igual tanto en lo individual como en lo colectivo.
  En otras palabras, pasar de un sistema autoritario, de dominación, de explotación y de división por uno de profundo respeto a la dignidad de cada ciudadano con derecho de ser libres y a definir su propio futuro.
 El Estado político, independiente de su naturaleza ideológica, no puede ser absoluto en sí. Su responsabilidad es convertirse en el núcleo y el motor del progreso y  del desarrollo de las comunidades y de las instituciones humanas que abarca. Si por la corrupción moral del poder, un gobierno o un Estado se abroga  la iniquidad de disponer de los ciudadanos al antojo de una oligarquía política, como pareciera ser el caso venezolano, ese Estado está atentando contra el bienestar de los pueblos. Haciéndolos sus prisioneros. Y no podemos permitirlo.
 Rebelarse contra cualquier intención de tiranía, de colonialismo, de racismo ideológico u otra forma de opresión, para el restablecimiento del orden jurídico en democracia, es un derecho constitucional, las próximas elecciones nos vuelve a dar otra oportunidad para ejercerlo. El destino de Venezuela nos condenará si no despertamos y actuamos ahora de la mano de la razón y de la democracia.
Internacionalista.  @renenunezr 
Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono, 7 a 8 AM, por Circuito Skandalo 90.3 FM en Ciudad Bolívar y 106.9 FM en Puerto Ordaz. www.skandalo.com.ve

No hay comentarios:

Publicar un comentario