No estamos
bien como nación. Ni vamos para una mejor, mientras persista la complicidad de
una sociedad que por interés, ignorancia, negligencia u omisión sigue
legitimando un cambio progresivo de sistema político no contemplado en la
constitución nacional, cuyo proceso tiene injerencia directa un gobierno
extranjero, socialista comunista, como el cubano; el cual lleva en el poder más
de cincuenta años teniendo bajo control y sin derechos a sus nacionales.
Realidad que la mayoría de los venezolanos
pareciera no darnos cuenta, a pesar de las falencias, restricciones y
contradicciones en que estamos sometidos. Cuando se le consulta a un compatriota si está de
acuerdo con el comunismo en Venezuela el 80% dice que no, o si el gobierno debe
romper relaciones con Estados Unidos un porcentaje similar responde igual. Sin
embargo, a la hora de expresar su voto la mayoría sigue identificada con la ya
develada pretensión hegemónica del régimen de turno, sin mostrar resultados
positivos en materias de: inflación, mejoras del poder adquisitivo, empleos,
salud, servicios públicos, viviendas, transporte, vialidad, productividad en
empresas estatales, seguridad, transparencia, impunidad, trato igual a todos
los ciudadanos ante la ley. Para colmo,
dividiendo, amenazando, desconociendo derechos humanos y políticos.
A veces pienso se está perdiendo el auténtico
sentido patriótico, hasta derechos de Ciudadanía. El gobierno se ha abrogado para su proceso
la PATRIA, la de ellos con sus valores y principios socialistas comunistas,
ignorando absolutamente los democráticos, constitucionales. Desconociendo la
legitimidad de los opositores, calificándolos todos los días como unos
venezolanos apátridas sin derechos algunos al disfrute de los que nos pertenece
por derecho histórico.
La PATRIA es
una sola, y nos pertenece a todos sin distinción alguna, pues todos somos y
hacemos PATRIA, la que valora la familia, la tierra donde nacimos o hacemos
vida, la cultura, la historia, las costumbres, el idioma, la lucha
independentista. Se trata de una responsabilidad tanto afectiva como
constitucional donde juntos, venezolanos y venezolanas, estamos comprometidos a
promoverla, fortalecerla, consolidarla y defenderla en toda su integridad
histórica, política, económica, social, cultural, y soberana; en fin, en su
progreso y desarrollo de todos los intereses que la identifican en la
diversidad de pensamientos y acciones, amparados en la Carta Magna.
No se debe
seguir hablando de dos Patrias, solo de una. Por ello, un deber y
un derecho constitucional de todos rechazar, respetando las diferencias de
ideas y pensamientos que tengamos cada uno, la pretensión reiterativa,
premeditada e irresponsable de los que nos gobiernan de hacer uso
indiscriminado del concepto de PATRIA para sobresaltar el narcisismo presidencialista ligado a la
paranoia y xenofobia ideológica respecto de otros grupos sociales domésticos o
extranjeros.
En
democracia los gobiernos o líderes son transitorios y las instituciones
permanentes. Estas son las responsables de velar por el equilibrio de
una sociedad libre y democrática. Las llamadas a impedir la vulneración sin contemplaciones y sin precedentes
de los derechos legales de la ciudadanía en necesidades básicas como vivienda,
trabajo, servicios sociales, educación, salud, seguridad. Protegerla de ajustes económicos, culpabilización
a las personas ciudadanas de vivir por encima de sus posibilidades, de engañar
y mentir para acceder a recursos, de no cumplir con sus obligaciones, de salir
de sus países para venir a aprovecharse de nuestro sistema sin control alguno.
Internacionalista.
@renenunezr
Pueden
oírme en Diplomacia de Micrófono, 7
a 8 AM, por Circuito Skandalo 90.3 FM en Ciudad Bolívar
y 106.9 FM en Puerto Ordaz
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