jueves, 10 de mayo de 2012

¿Derechos humanos o derechos revolucionarios?



  En este país se habla mucho. Y se obra poco. A veces pienso, que el irrespeto es parte de nuestra cultura. Cuando se hace de la arbitrariedad y del abuso de poder una forma de gobernar. Donde la vida en su esencia natural  importa poco. Más no  la revolución. La burla, la fanfarria forma parte del show ideológico para provocar escándalo y desprestigiar de manera sistemática a quienes se atrevan llevar la contraria.
  No puede haber respeto en un país como el nuestro cuando los poderes públicos no gozan de autonomía e independencia para garantizar el estado de derecho. Menos para garantizar los cinco principios básicos de un sistema democrático como lo son: la libertad, la igualdad en el trato ante la ley, la tolerancia de la diversidad de pensamientos, la solidaridad no la incondicional sino la inteligente y, la participación social sin distingo de color o credo político.
  Desde hace 10 años el gobierno nacional ha estado negando la visita al país de una comisión de CIDH para constatar y evaluar las reiteradas violaciones de derechos humanos denunciadas ante ella por ciudadanos, ONGs y partidos políticos. Igualmente se ha negado a acatar resoluciones y recomendaciones de distintos entes internacionales en materias no solo de derechos humanos sino de libertad de prensa y de televisión, como laboral. Se ha burlado de sus compromisos internacionales. 
  Por eso la solicitud de denuncia a la Convención Interamericana de Derechos Humanos como el retiro de la Corte Interamericana  y de la Comisión hemisférica de Derechos Humanos, no nos sorprende. La CIDH se creó y así lo viene haciendo para velar porque esos derechos sean conocidos, protegidos y garantizados en todas sus formas. Si habido una materia que cada día tiene más respaldo y apoyo de la comunidad internacional es la de los derechos humanos protegidos por instrumentos jurídicos nacionales e internacionales en todos los continentes. El derecho internacional ha estado creando tribunales con plena jurisdicción para fallar sobre presuntas violaciones a los derechos que asistan a la persona sin importa su nacionalidad. Paralelamente los Estados han ido adecuando sus legislaciones e instituciones judiciales y cuasi judiciales para proteger a los derechos humanos dentro del territorio. Venezuela había sido uno de esos países respetuosos de esos acuerdos suscritos hasta que llegaron al poder los que nos gobiernan para asumir el principio de la soberanía como un argumento absoluto de Estado, para hacer valer, por un lado, su poder interno para imponer un proyecto ideológico socialista- comunista que en el fondo trastoca y deslegitima valores y derechos universalmente consagrados en las constituciones democráticas del mundo, incluyendo la nuestra; y por otro, para confrontar internacionalmente toda acción, toda resolución, toda recomendación que venga de entes jurisdiccionales internacionales que vaya en contra del citado proyecto.
  Cabe destacar que el rol de la actual jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos fue aceptado por casi la totalidad de los países de la región quienes con su firma decidieron someterse a la jurisdicción de un tribunal internacional. Uno de esos tribunales es justamente la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA con sede en Costa Rica.
  Salirnos de la CIDH nos convertiría en una sociedad o nación  de forajidos, y la impunidad será la norma. ¿Estarán pensando en un estado de excepción de cara a las elecciones del 7-O?  (Edición 1200).
 (*) Internacionalista
 @renenunezr       Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono de 7 a 8 AM por Skandalo 106.9FM            http//:elportachueloderene.blogspot.com 

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