jueves, 3 de mayo de 2012

VI Cumbre de las Américas, otra más…



 La primera se realizó entre el 9 y 11 de diciembre de 1994 en Miami, Estados Unidos. Desde entonces, se han realizado otras cinco  con esta última de Cartagena de Indias en Colombia. Para algunos colegas fue exitosa; para otros, me incluyo, no, con las mismas buenas intenciones pero con pocos resultados tangibles respecto a la verdadera integración de propósitos comunes para avanzar en la lucha contra la pobreza y las desigualdades, a final de cuentas lo que interesa. En esto de la política internacional estoy muy claro lo económico siempre ha privado en las relaciones de gobiernos. Ignorarlo, una desventaja estratégica.
 Otra cumbre, donde escaseó de nuevo diálogo, unidad e inteligencia creadora  para reducir diferencias, posturas, y sobretodo la brecha que separa a nuestra América Latina de América del Norte.
 Se mantuvo el mismo guión, América Latina echándole  la culpa del atraso y de todos sus males a Estados Unidos. La presidenta de Brasil se quejó de la desigualdad continental. El de México acusó al gobierno brasileño por sus políticas proteccionistas, pues ahora se les impide seguir vendiendo carros como lo venían haciendo anteriormente. Unos plantearon la despenalización de la droga; unos amenazaron no asistir a la próxima cumbre de Panamá en 2015 si no se invitaba a Cuba; otros trajeron el tema de la Malvinas; pero los temas importantes no se discutieron, menos se mostraron resultados concretos de avance en lo que al combate a la  dependencia y  a la pobreza se refiere.
 Cómo nos hubiera gustado que presidentes demócratas abordaran sin complejos ni prejuicios problemas de la inseguridad, de la corrupción,  de las violaciones reiteradas de derechos humanos, de los derechos democráticos, como el desacatamiento de las resoluciones de la Corte Interamericana de derechos humanos de la OEA u otras sentencias internacionales por parte de algunos jefes de Estado, del crecimiento de los carteles de droga con conexiones gubernamentales, de la migraciones del sur al norte por no contar los nacionales con capacidades y oportunidades en sus regiones para mejorar sus condiciones de vida. ¿Por qué lo del ALBA o lo del CELAC?
 Venezuela asistió como ha sido característica en las últimas cumbres para insistir en la preeminencia de lo ideológico sobre lo económico. Un buen debate hubiera sido que países auténticos defensores del  desarrollo democrático, expresaran sus opiniones respecto a las expropiaciones indebidas y de fuerza,  las estatizaciones de empresas productivas exitosas, las relaciones de algunos países con grupos calificados de terroristas por la OEA.
  La reflexión viene al caso cuando una vez más, los dirigentes de gobiernos latinos desperdiciaron otra oportunidad para haberse puesto de acuerdo con la industrialización, el empleo, el progreso y el desarrollo individual y colectivo como garantía para que las riquezas no solo puedan producirse en la región con seguridad y estabilidad sino también ser distribuidas equitativamente. Ha habido antes y hay ahora crecimiento económico, pero siempre por buen precio y mayor demanda de materia prima, también por capitales peregrinos que ahora vienen de China. 
 El modelo vigente de apertura y privatización presentado hace décadas como clave de desarrollo, no ha afectado de verdad estructuras socioeconómicas nacionales como la brasileña, la mexicana, la colombiana, la peruana, la panameña; sus índices de empleo, de inflación, volúmenes de exportación son realidades para revisar con mucha objetividad y raciocinio, en especial acá en Venezuela donde el régimen sigue empecinado en aplicar todo lo contrario, fórmulas comunistas fracasadas. (1199).


(*) Internacionalista
 @renenunezr       Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono de 7 a 8 AM por Skandalo 106.9FM            http//:elportachueloderene.blogspot.com















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