viernes, 26 de agosto de 2011

Con populismo, ideología y dictadura militar, No se derrota la pobreza…

  La vida es para disfrutarla a placer. No hay una segunda. A la luz de la historia de la humanidad, no ha existido ser humano que no haya pretendido satisfacerla a su manera, convicciones, posibilidades y conveniencia. Decía Aristóteles “Hay que gozar la vida todo lo que se pueda, pero sin abuso”. Justamente, por esas desviaciones humanas se han cometido y se siguen cometiendo crímenes de todo tipo, de norte a sur y de este a oeste en todo el planeta, siendo los más abominables los cometidos desde el poder del Estado por no compartir ideales o pensamientos únicos. Inaceptable e intolerable desde todo punto de vista. Lo he dicho y lo seguiré diciendo, el sacrificio y la reducción de espacios de libertad de los ciudadanos, la criminalización de las protestas son y serán crímenes de lesa humanidad. Por esos excesos humanos, han caído millones de vidas inocentes en el mundo, sin contar los discapacitados y los sometidos a torturas, vejaciones y privaciones de libertad en condiciones absolutamente inhumanas.

  Paralelamente a ese cuadro represivo y criminal histórico, se ha estado creando otro similar como el de la pobreza crítica. Un estado social carente de servicios y de oportunidades, plagado de miseria y escasez, con exclusión social. Las estadísticas dicen que las tres cuartas partes de la población mundial se encuentra bajo estas condiciones. Para desgracia, esas condiciones han sido manipuladas y explotadas política e ideológicamente por dirigentes y líderes para alcanzar el poder y desde allí satisfacer sus pretensiones y necesidades económicas y de mandato, ignorando e irrespetando a los electores que confiaron en sus promesas de cambios  para mejorar su calidad de vida integral.

  Basta revisar el actual cuadro social de América Latina, para uno darse cuenta de esa triste realidad humana. Con muy pocas excepciones,  las características políticas, económicas y sociales están presentes en los países de la región. Un cambalache permanente. 


  Venezuela, nuestro país, es uno de ellos. No hay un país en el mundo que tenga junto toda la variedad de recursos naturales y económicos estratégicos, condiciones y ventajas geográficas como el nuestro; sin embargo, como nación no hemos podido derrotar la pobreza; por el contrario se ha incrementado, por ende, las desigualdades sociales. A pesar de que en los últimos diez años la nación ha recibido la extraordinaria suma de 950 mil millones de dólares por renta petrolera; sin contar la duplicación del monto total de la deuda interna como externa (de 36 mil millones a 65 mil millones de dólares). Este es el tema central que los venezolanos de todos los niveles y sectores tenemos que abordar y discutir, por cuanto, no hay excusa alguna para no haberse aprovechado la inmensa riqueza petrolera en inversiones de progreso y desarrollo nacional, la única forma de poder beneficiarnos todos sin distingo de clase y credo, y ponernos en la dirección correcta para hacer de la vida una oportunidad de crecimiento y felicidad continua hasta la muerte.


Con libertad, respeto, tolerancia y paz. Los derechos humanos, los derechos de libertad, los derechos democráticos han de ser el límite de batería de las responsabilidades de toda sociedad que se precie humana y democrática. Ir contra ellos es ir contra la vida.

  Este es el análisis autocrítico que todos los venezolanos debemos hacer en momentos cuando se está ante una conducción política de gobierno contraria a garantizarnos la vida con respeto y dignidad, con posibilidades libres de forjar individual y colectivamente  nuestro futuro de manos y con apoyo permanente de las instituciones del Estado creadas para la protección y defensa y desarrollo de los ciudadanos en condiciones de igualdad y de oportunidades ante la ley, y la economía, desde la más pequeña hasta la más grande. El gobierno y las instituciones no pueden estar por encima de los derechos ciudadanos, los ciudadanos no se deben a ellas, ellas se deben a los ciudadanos. Pretender personalizar las funciones del Estado, es sinónimo de violación no solo de la constitución sino de los elementales principios morales y éticos que estamos todos obligados como seres humanos a preservar y defender por siempre.

  Desde mi perspectiva analítica, hay 3 razones de peso que están influyendo marcadamente en el atraso social de Venezuela: 1) El populismo, una conducta política poca seria y responsable, caracterizada por promesas engañosas, inviables, personalistas, cuya gestión pública al final conduce al fracaso por los malos y oscuros manejos administrativos de la cosa pública, alto gasto público, alto endeudamiento, inflación, devaluación constante y creación de dinero inorgánico (artificial) no derivado de la inversión productiva, abuso de poder; 2) La ideología como excusa de eficiencia de gestión pública. Nada más absurdo en estos tiempos modernos de espacios integrados. La ideología por si sola no resuelve problemas sociales, los problemas sociales se resuelven con una gerencia eficaz y transparente, capaz de reunir equipos de trabajo conocedores de la materia asignada. Son personas profesionales y técnicas preparadas, intelectuales, solidarias y de probado éxito y vocación de servicio. Esto nada tiene que ver con partido o ideología. Sin con herramientas como la planificación, el control, una adecuada organización y dirección correcta y oportuna; y 3) Militarismo. La educación de un militar, por lo general, se basa en obediencia, disciplina, respeto a superiores; una organización vertical de mando, preparado para la defensa integral del territorio. Continuaremos.


Twitter @renenunezr
Edición 1169.

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