La Administración Publica esta al servicio de los
ciudadanos y fundamentada en los principios de transparencia, participación,
celeridad, eficacia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de
la función pública con sometimiento pleno a la ley y al derecho. Así lo
establece diáfana y expresamente el articulo 141 de la Constitución Nacional de
Venezuela. Empero, en democracias débiles y vulnerables como la venezolana,
nada de eso se cumple. Porque por lo general, priva el interés de los
gobernantes de servirse así mismo primero. Haciendo creer que los ciudadanos se
deben al Estado y a los que gobiernan y no el Estado y sus gobiernos a los
ciudadanos.
Un artículo que debiera internalizar la población para
evitar ser, lo que comúnmente ha sido, unos protagonistas efímeros y usados de elecciones
en elecciones por los dirigentes. En especial, para las municipales.
El Municipio es la entidad política más importante de
las instituciones de la democracia. Donde el vecino hace vida familiar y social,
se educa y se forma para el trabajo, trabaja, tiene su negocio. Conoce y está más
cerca de contactar a las autoridades municipales (alcalde, concejales) y funcionarios
administrativos. Por esa relación y beneficencia directa, son las razones por
las cuales, para el vecino, el Municipio ha de ser su prioridad en cuanto atención
política y electoral se refiere.
Desafortunadamente, la cultura política hasta ahora lo
ha llevado a preocuparse y ocuparse más en el poder nacional o el poder
regional que el municipal. Por el centralismo y la dependencia burocrática.
El alcalde hay que verlo como el Gerente de la Ciudad.
Responsable de la gestión municipal, sin excusas. El Concejo municipal como el cuerpo
legislativo para no solo controlar la gestión municipal sino brindar apoyo proactivo
y positivo al plan de desarrollo de todas las comunidades con las aprobaciones
de ordenanzas que sean necesarias y se justifiquen.
Cuando los resultados son abrumadores y exitosos, y el
alcalde decide optar por una reelección, los vecinos deben darle todo apoyo; a
menos que haya una opción distinta y mejor. En cambio, quien no haya cumplido con los
deberes y compromisos municipales, se le niega otra oportunidad. Así de
sencillo, sin emociones y fanatismo partidista alguno.
Ahora bien, la vecindad tiene que tomar conciencia de
su poder decisorio electoral a la hora de escoger las autoridades locales. El
candidato debe reunir distinguidas cualidades (conocimiento, experiencia,
decencia, vida familiar, etc.) y tener claro las responsabilidades y compromisos
que asumiría de ser elegido.
El Gerente de la Ciudad electo le corresponde resolver
con equilibrio el dilema de la gobernabilidad en los tiempos exigentes y
modernos de hoy. Ser inteligente para manejar con mucha equidad la interacción
social y la dignidad humana. Crear condiciones para la competencia ciudadana en
todos los órdenes sociales. Institucionalizar la democracia local con
autoridades y vecinos. Garantizar el orden social y la paz pública. Gestionar
los servicios públicos de manera eficiente y transparente. De tal manera que
los ciudadanos tengan y reciban respuestas oportunas de sus solicitudes, quejas
y reclamos.
Un Gerente municipal, velador de los espacios públicos,
creando y protegiendo el patrimonio natural, deportivo y cultural. Planificando
y zonificando correctamente el uso territorial municipal. Capacitando e integrando
al ciudadano a la sociedad del conocimiento y del trabajo.
Debe tener una visión de progreso y desarrollo local,
dotando a las comunidades de un medio de transporte moderno que permita el fácil
acceso desde todas las parroquias. Embelleciendo. alumbrando y señalizando calles
y avenidas. Dotando de una semaforización inteligente con cámaras en las
esquinas para garantizar no solo el paso de los vehículos sino de los
transeúntes. Manteniendo limpia toda la jurisdicción. Creando condiciones fundamentales
para estimular una economía local productiva sostenible que genere empleos
decentes y suficientes.
El ciudadano, por su lado, pagando oportunamente los
impuestos locales, convirtiéndose en su propia seguridad: vigilando, previendo
y controlando sus propias acciones individuales y colectivas. Porque se supone
hay unas autoridades municipales cumpliendo y haciendo cumplir las ordenanzas
municipales, leyes estatales y estadales. EL DEBER SER MUNICIPAL.
“Cuando alguien asume un cargo público, debe
considerarse como propiedad pública”. (Thomas Jefferson)
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