domingo, 29 de abril de 2018

¿Sociedad o Estado fallida?




Las sociedades tienen necesidades, aspiraciones y compromisos. El “deber ser” de todo Estado democrático serio y responsable es el de satisfacer los requerimientos de los ciudadanos, a quienes se deben. 

Los poderes públicos de manera coordinada, autónoma e independiente, son los responsables de velar por el cumplimiento, la transparencia y eficacia de la gestión pública.

Los ciudadanos, por su lado, tienen una corresponsabilidad determinante que es la de elegir periódicamente mediante el voto los rectores de sus destinos nacionales, regionales y municipales. Aquí hemos de hacer una precisión teórica práctica autocrítica: una cosa es votar y otra es elegir. Cuando se vota al azar, sin evaluación previa de las capacidades, experiencia, valores morales y éticos de los candidatos, la población corre un alto riesgo de no contar con gobiernos decentes y eficientes durante el mandato. Cómo en efecto nos ha ocurrido en las últimas décadas; en especial los últimos veinte años, una gobernabilidad catastrófica en lo humano social.

La ONU define la gobernabilidad como la capacidad que tienen las sociedades de elaborar políticas consensuadas y dirimir sus conflictos de manera pacífica. Si lo aplicamos al régimen de turno; podemos afirmar sin temor a equivocación: no existe gobernabilidad. Menos Estado de Derecho, capaz de garantizar los servicios básicos de alimentación, salud, seguridad y educación de los venezolanos.

Se aprecia una “in crescendo” erosión de las autoridades: nacional, regionales y municipales. Una incapacidad para dar respuestas oportunas, diáfanas y eficientes. Con un mandatario nacional imposibilitado para relacionarse  e interactuar con otros jefes de gobiernos o Estados. Hasta tal punto que en la recién realizada Cumbre de las Américas de Lima, Perú, fue el único que no fue invitado. Por atribuírsele un uso excesivo y sin control alguno de la fuerza frente a sus propios nacionales, que no han dejado de protestar y exigir respeto a sus derechos civiles, económicos, sociales y humanos.

El fracaso político, económico y social es evidente y se ve reflejado en la propagación de una miseria y pobreza que de no haber una rectificación pronto, será generalizada y nefasta. Dos indicadores nos confirman ¿Dónde estamos?  ¿Cómo estaremos a finales de 2018?: una inflación de 15.000% y un P.I.B. (-15%). Ninguno de los 194 países del mundo, tendrá este año resultados como los de Venezuela.

Resumiendo, hay una creciente huida crónica y masiva de compatriotas, una crisis económica grave; una criminalización y deslegitimación del Estado; un deterioro progresivo de los servicios públicos; una violación constante y general de los Derechos Humanos; un aparato de seguridad que supone un ‘Estado dentro del Estado’. (Edición 1444).

@renenunez51   Instagram renejesusnuñezrodriguez elportachueloderene.blogspot.com  Pueden oírme en “Dialéctica”, lunes a viernes, 8 a 9 am por News 105.3 FM     www.news1053fm.com




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