En el debate político país
diario suele afirmarse que se
lucha por una Venezuela mejor con bienestar, seguridad y justicia de todos y
para todos. Empero, cuando se analizan y revisan comportamientos y acciones de la
mayoría de los actores protagonistas, la proliferada y conjurada unidad nacional
brilla por su ausencia.
En las sociedades desarrolladas,
los símbolos, los valores, la constitución nunca está en discusión en la diatriba cotidiana; por el contrario,
representan las fortalezas que les da sentido de identidad y pertenencia patriótica a sus
nacionales. Las distas se manifiestan en los enfoques y las visiones que puedan
tener grupos disimiles en cuanto al ofrecimiento de una mayor sostenibilidad de progreso y desarrollo
humano integral. El plan maestro de su futuro no se ve afectado por la
controversia electoral ni por un cambio de gobierno.
En Venezuela la realidad ha sido diferente. En campañas
electorales, las promesas de “futuro edén” sobran. Solo que cuando se alcanza
el poder: el gobierno de turno termina implantando un plan de la nación
distinto y no hay continuidad administrativa. Confundiéndose por lo general intereses
personal y partidista con los de la república. Los venezolanos vivimos aterrorizados del presente país,
plagado de males morales, éticos y violaciones reiteradas de derechos humanos
básicos (libertad, derecho a la vida, seguridad integral). Los poderes públicos
existen pero con ejercicio sesgado, ideologizado, sumiso y des conceptualizado desde el punto
de vista ético público.
Las malas y perversas
ejecutorias públicas vienen empobreciendo brutalmente a todos los niveles
sociales como secuela del desempleo, la hiperinflación, la constante desvalorización de la moneda. De
la noche a la mañana hemos pasado de ser una sociedad receptora de migraciones
de varios pueblos del mundo; a una donde nuestros hijos, nuestras hijas,
acompañados de nietos y nietas, huyen despavoridos de un régimen que no les
ofrece ni garantiza condiciones de vida familiar dignas, humanas, justas de
crecimiento y desarrollo familiar.
Llevamos en nuestros
hombros una pesada cruz, la cual, solo bajo la fe en nuestro Supremo Creador de
vida de bien humano: Jesucristo, podemos quitárnosla de encima con esfuerzos, sacrificios
y conciencia. Caminemos juntos al
encuentro de la resurrección de toda una población que no se merece el despiadado
engaño y castigo del cual ha sido objeto
en estos tiempos tétricos. (Edición 1440).
“Ser cristiano es ser
testigo de la resurrección de Jesús, y significa también superar la pobreza,
que es muerte, algo inhumano, contrario a la voluntad de Dios. Si la pobreza es
contraria a la voluntad de vida de Dios, luchar contra la pobreza es una forma
de decirle sí al reino de Dios.” Gustavo Gutiérrez M.
@renenunez51 Instragram
renejesusnuñezrodriguez
elportachueloderene.blogspot.com
Pueden oírme en “Dialéctica”, lunes a
viernes, 8 a 9 am por News 105.3 FM
www.news1053fm.com
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