En las constituciones “democráticas”,
se establece expresamente que la soberanía del ejercicio del poder reside en el
pueblo; reconociéndole claramente el derecho a elegir y controlar a sus
gobernantes. Un poder originario que después se delega en el político para que los represente en la gobernabilidad local,
regional y nacional.
En 1863, Abraham Lincoln definió la democracia
como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Entendiéndola
como una la lucha por la igualdad de todos los hombres ante la ley, sin
discriminación de ningún tipo. Por otro lado, Benito Juárez afirmaba “El respeto
al derecho ajeno, es la paz”. Dos interpretaciones del significado del sistema
de libertades muy diáfanas que resumen lo sustantivo y la razón de ser de la
democracia.
Vamos a estar claro, el pueblo ni legisla ni gobierna. Eso sí, por él
hablan otros y muchos, a veces interpretando sus pensamientos, sus necesidades,
sus valores, sus aspiraciones, a sus conveniencias.
Nuestra constitución la redactaron
“supuestamente” expertos, capacitados y
conocedores de los temas objeto del plan de desarrollo de la nación en
condiciones de igualdad y trato de los ciudadanos ante las normas o leyes. Otorgando
a la sociedad venezolana la soberana decisión de participación y decisión en la
elaboración y ejecución de políticas públicas eficientes y transparentes;
dirimiendo los conflictos de manera
pacífica. El problema sobreviene cuando políticos y/o gobiernos la interpretan a
su manera e intereses en nombre del pueblo. Con complicidad de grupos de la
población.
En 1961 se aprobó en Venezuela la primera
constitución, la del 61. 38 años después, llegaron al poder unos nuevos
“mesías” declarándola desde el primer día “moribunda” por considerarla
responsable de todos los males de la democracia. Quienes, sin dilación, convocaron
en 1999 una Asamblea Constituyente para subsanarlos y garantizar a todos los
venezolanos la mayor suma de felicidad social posible.
Con 18 años de gobierno en
Miraflores, resulta ahora que la “mejor constitución del mundo” tampoco sirve;
razón por la cual, vuelven de nuevo, los mismos, a convocar otro proceso
constituyente para este 30 de julio, con la finalidad de abortar otra carta
magna para dar respuestas tanto a los viejos problemas de la “cuarta” como los
nuevos de la “quinta”. Cómo si se tratara de un juego de cartas o de ajedrez
para aniquilar o anular constituciones cuando ya no les útil para los intereses
de la gobernabilidad.
El derecho no es más que la
forma de impedir los conflictos o de resolverlos de la mejor manera posible; no
la manifestación de la voluntad de entes invisibles, sean los que sean. Tengamos
cuidado ¡pueblo! con esos grupos políticos y gobiernos que desatienden los
mecanismos institucionales de tu representación para priorizar sus propios
intereses frente al resto total de la población. En democracia, el imperio no
es el gobierno, sino la ley.
@renenunez51 elportachueloderene.blogspot.com
Martes y jueves de 8 a 9
pm, pueden oírnos y vernos en “3 Visiones, 1 Objetivo País” por News105.3fm (www.news1053fm.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario