NO nos
sigue gustando este país. Y no nos puede seguir gustando porque no nos sentimos
incluidos ni identificados con las políticas públicas aplicadas por el régimen
de turno en estos últimos dieciséis años; amparadas bajo la excusa de una
revolución que supuestamente iba a garantizarnos como venezolanos la mayor suma
de felicidad social.
La oferta electoral de Hugo Rafael Chávez Frías
en 1998, contemplaba acabar con la
corrupción, la impunidad, sacar los niños de la calle, mejorar la seguridad, la
educación, la salud, aumentar la productividad con apoyo del sector privado,
generar mayores niveles de empleos, reducir la inflación y mejorar el poder
adquisitivo; en resumen, un mejor país inclusivo, decente, con prosperidad
económica y social donde “no habría ni
atropellos ni persecuciones ni abusos ni irrespeto a la libertad de expresión o
de pensamiento”.
A esta propuesta de “futuro edén”, la mayoría
del pueblo venezolano apostó su esperanza convirtiendo a Chávez en su nuevo gobernante; a pesar de su intento de golpe de Estado fallido
del 4 de febrero de 1992 contra el entonces presidente constitucional Carlos
Andrés Pérez.
Sin embargo, el Chávez que acudió en enero de
1999 al otrora Congreso Nacional para la toma de posesión e imposición de la
banda presidencial, fue otro. Pues sin dilación mostró sus pretensiones
autoritarias cuando se negó a recibir del presidente Caldera el lienzo
presidencial y, de enseguida, declarar moribunda la constitución nacional del
61; en la que se apoyó para lograr su objetivo de mando.
Vino
después la constituyente con la cual aseguró la reelección indefinida y el
alargue a 6 años del período de gobierno. Y para que no quedara duda alguna de lo que tenía como proyecto
político ideológico “in pectore”, hizo aquella infeliz declaración “Cuba es
el mar de la felicidad. Hacia allá va Venezuela". Desde entonces, la
“Vene Cuba” ha estado en construcción, cada vez nos parecemos a los cubanos en
los sufrimientos y estragos de la
escasez, de las colas para conseguir alimentos y medicinas, del desempleo, del
bajo poder adquisitivo, de los controles que se ejercen sobre los derechos
ciudadanos y humanos, de las restricciones de libertades; amén de las amenazas
y del terror provocado contra quienes lleven la contraria al gobierno
revolucionario.
El proyecto de socialismo del siglo XXI que
fue rechazado con el referendo del 2 de diciembre de 2007 por la mayoría del
electorado, y que Chávez después de reconocer los resultados prometió hacerlo
realidad -vía Asamblea Nacional- se ha
venido ejecutando poco a poco con la anuencia de la bancada legislativa oficialista.
La
ironía histórica es que mientras hoy Cuba adelanta un proceso de normalización
de sus relaciones diplomáticas con los Estados Unidos; nuestra república
insiste en una política exterior e internacional anti norteamericana; siendo
nuestro primer socio comercial y mejor cliente que paga a tiempo y a precio de
mercado el barril del crudo criollo.
La actual situación económica, social y
financiera de la Venezuela de hoy, es sumamente crítica no solo en lo económico
sino en lo humanitario. Ésta se refleja en la inflación (este año 200% según
FMI), la escasez de divisas, la casi diaria devaluación del bolívar, la
impunidad (92%), 77 muertos por cien mil habitantes, una creciente deuda externa e interna que los
economistas más pesimistas no dejan de estimarla por el orden de los 250 mil
millones de dólares.
El dilema y la incertidumbre de país es que si
bien es cierto hay un descontento generalizado por el régimen excluyente, injusto y autoritario; no es menos cierto hay una Oposición que -hasta ahora- ha sido incapaz de convertirse
en una alternativa democrática creíble y renovadora de esperanzas para un
pueblo mayoritario empobrecido que se resiste a renunciar a sus derechos de calidad
de vida y de justicia.
Da
tristeza ajena como algunos regentes
opositores están más preocupados y
ocupados por sus posiciones de dominio en el próximo mapa político con ocasión de
las venideras elecciones legislativas que el restablecimiento del orden, la
justicia, las libertades, el progreso y desarrollo humano. Se complica la
situación por la aparición de nuevos grupos
partidistas minoritarios aliados fuera de la MUD dispuestos a participar
por separado en los comicios parlamentarios. Se cansa uno de la misma mediocridad política.
Desunidos será muy difícil lograr una victoria contundente. Hora de los mejores
y decentes.
Presidente
del Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenun
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