Trabajé 25
años en esa empresa-universidad. Hasta 1998. Cuando decidí acogerme a la opción
de la liquidación atractiva para dedicarme de manera independiente a otras
actividades económicas y profesionales. Como seguidor de la conducta humana y
laboral, ese tiempo observé cosas buenas como mal hechas. Las buenas, las
oportunidades recibidas para aprender y crecer como trabajador, como
profesional y como especialista en las áreas donde prestamos servicios. Anualmente,
a nivel de supervisor, cada sidorista recibía no menos de 4 cursos no solo dentro
de la empresa sino desde otros entes especializados como el IESA, y
universidades. En mi caso particular, tuve la dicha de entrar justo cuando se
inició la ejecución del Plan IV de SIDOR. La ampliación. Una experiencia
demasiada extraordinaria porque nos tocó relacionarnos con un calificado y
variado contingente profesional, técnico y humano del primer, segundo y tercer
mundo. Terminada esta obra maestra, bajo la dirección de Edgar Marshall, conocimos
la experiencia de otros presidentes como Cesar Mendoza, Ángel Barreto, Luis
Alvaray, Teolindo Yánez, Alfredo Rivas Lairet. Si bien es cierto, entre ellas
hubo diferencias en los resultados, no es menos cierto todos fueron presidentes
trabajadores de SIDOR, ninguno ajeno al negocio y a la experiencia siderúrgica.
La dirigieron con autonomía e independencia a nivel de producción y
administración, aún cuando tuvieron que someterse a las exigentes guayas
legales que con el tiempo asfixiaron e hicieron perezosa la gestión. Malos
manejos administrativos los hubo pero en menor escala. Individualidades
atrevidas se enriquecieron pero nunca esta desviación administrativa llegó a
convertirse en una cultura como la de hoy
en SIDOR; influenciada por la injerencia abusiva ideológica y partidista del
régimen que nos mal gobierna desde hace 14 años. Cuando la estatizaron, la
recibieron de los propietarios mayoritarios, los argentinos, con resultados financieros
en azules, positivo, con producción y ganancias líquidas. Bastó ponerles las
manos los revolucionarios depredadores para que desde el primer día la
siderúrgica se desvalorizara, bajara su
producción y dieran las pérdidas acumuladas de todos estos años.
Mientras esto ocurría, Sutiss, sus
dirigentes, se pusieron del lado del patrono estado, a pesar de él congelarle
su convención colectiva, eliminarles beneficios socioeconómicos, reprimirlos policialmente, y someter a muchos de ellos a juicios
judiciales aún abiertos. Por ello, me duele, como exsidorista, y estoy
plenamente convencido lo están la mayoría, que Sutiss y sus dirigentes insistan de nuevo en aplicar en SIDOR el
fracasado modelo de Alcasa de elegir en los portones al presidente y gerentes
de la empresa, los cuales desde hace tiempo -los que están -perdieron autoridad
y credibilidad en su mayoría por estar dirigidos desde afuera por bastardos
intereses grupales, utilizados vilmente para los grandes negociados de los
productos siderúrgicos. La estrategia del plan
socialista de Guayana ha sido, y sigue siendo, ignorar y despretigiar la división del trabajo, para consolidar
el autoritarismo y los controles integrales del negocio de las cabillas
Se le hace un llamado a la
dirigencia sindical seria y honesta, a tomar conciencia frente a esa voluntad
perversa y populosa. Permítanme recordarles: el aumento de la producción deriva
de la puesta en práctica del principio de la división del trabajo; según Adam Smith en beneficio
de: 1) Aumento de la habilidad y destreza de los trabajadores;
2) Ahorro en pérdida de tiempo de pasar de una tarea a otra;
3) La invención y el uso de grandes máquinas que reducen
considerablemente el trabajo y permiten al trabajador realizar
la labor de muchos en determinadas actividad, aumentando su eficiencia por
la experiencia acumulada y desarrollo de su habilidad.
Internacionalista. (Edición 1212)
@renenunezr Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono
de 7 a 8
AM por Skandalo 106.9FM
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