martes, 12 de abril de 2011

Para salir de la trampa de la Venezuela de hoy, Se requiere de una visión de país compartida...


  “Antier vinieron por los comunistas y nadie los defendió porque ellos eran enemigos del régimen, ayer vinieron por los judíos y nadie los defendió porque el régimen no los aceptaba como raza, hoy vinieron por mi y nadie me defendió”, palabras más, palabras menos expresadas por un pastor alemán en época del totalitarismo del “Führer”: Hitler.

  Una actitud parecida se estaría apoderando de la mayoría de los venezolanos al “dejar hacer” al “dejar pasar” “al mantenerse callados” ante los abusos de un grupo de militares dizque- revolucionarios que alcanzaron  el poder del gobierno de Venezuela en 1999 camuflados de demócratas bajo la farsa promesa de hacer de Venezuela una patria para todos, más feliz, más honesta, y mas justa de la que se tenía con gobiernos anteriores. Cabe recordar que en dos oportunidades previas estos militares habían intentado por vía de facto llegar a Miraflores, en ambas asonadas no alcanzaron los objetivos militares que se habían planteados -a escondida- en los cuarteles.

  El triunfo electoral posterior de estos insurrectos llegó -no me cabe duda- por el apoyo político y económico otorgado por empresarios, por dueños de medios de comunicación social de TV, de Radio, de periódicos, por un grupo de “notables” de la extinta izquierda, quienes aliados con personalidades de derecha y del centro del pensamiento político activo nacional del momento, lograron lavarles los rostros de golpistas y convertirlos en demócratas promotores de la inclusión social, de la tolerancia, de las libertades, de la justicia, de la igualdad social. Así llegó el Comandante y su tropa al poder del cual ya lleva doce años sin cumplir las promesas del nuevo país de todos y para todos.

  La realidad ha sido otra. Se está ante un proceso totalitario, de concentración de todo el poder de la república en una sola persona,  de abolición progresiva del Estado, de la propiedad privada y de los medios de producción privados. En otras palabras se trata de establecer un nuevo status quo: Caudillo-pueblo-ejército, la tesis del fascista argentino Norberto Ceresole.

  A muchos dirigentes partidistas le oído decir desde hace varios años que el proyecto de socialismo-comunismo en marcha iba a ser muy difícil instaurarlo en el país, porque nosotros no éramos Cuba. Lo cierto es que la Venezuela de hoy está entrampada de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba como consecuencia del proyecto militarista. Tenemos un país de exclusión social deliberada, con intolerancia, con una pobreza “in crescendo” que redondea el 70%; donde la vida de los venezolanos no importa como prioridad de Estado, donde el miedo, el terror y la inseguridad de las familias no tienen control de las instituciones del Estado, donde no hay respeto, no hay garantía de libertades, no hay justicia, no se cuenta con una economía productiva seria y responsable distinta a la  rentista petrolera; donde no hay suficiente empleos directos, indirectos y estables, donde no hay una política integral de seguridad social, donde no se ofrecen oportunidades de creación y de participación para que cada uno de los venezolanos pueda participar y aportar valor agregado al proceso de desarrollo nacional, el desarrollo de todos los sectores  independientemente de su nivel y condición social. Resumiendo, tenemos un gobierno enemigo de las capacidades y de las oportunidades, interesado en fabricar pobreza como una condición y sujeción económica y social para asegurar que la imaginación creadora de los venezolanos no despierte y se involucre en el desarrollo, garantizando de esa manera la permanencia del caudillo en el poder de por vida, alrededor  de sus séquitos más leales e incondicionales.

  Entretanto, la gente pobre continúa entrampada  reproduciendo sus propios vicios, causados por los déficits sociales del entorno y como consecuencia de la pérdida de su autoestima individual y colectiva.  Para esa mayoría de venezolanos, es normal vivir el día a día sin agua, sin luz, sin gas, sin cloacas, sin viviendas dignas, sin escuelas cercanas, sin centros de salud, sin empleos para jóvenes, sin empleos para adultos. Adicionalmente a esa tragedia social, a los pobres les es muy difícil escapar de los perversos efectos de las drogas, del alcohol, de la delincuencia. A falta de educación y orientación sexual, de los embarazos prematuros. Pero también del abandono por parte de sus dirigentes, los cuales solo los visitan en tiempos de elecciones, incluyendo los que andan ejerciendo funciones públicas; en fin, comunidades huérfanas de asistencia económica, social, moral de los poderes públicos del estado, para cumplir y hacer cumplir las responsabilidades que tienen el gobierno nacional, los gobiernos regionales y los municipales con ellos; igualmente las organizaciones partidistas, gremiales, profesionales, sindicales, como entes cooperadores sociales.

  La buena noticia es que hay a nivel nacional un grupo de personas pensantes con vocación social preocupadas no solo por la pobreza en el país sino ocupados por buscar una fórmula social compartida de abajo hacia arriba fundamentada en los valores de la Constitución, que elimine realmente la pobreza para lograr  justicia social en libertad. Ese grupo se llama Iniciativa Democrática dirigido por el Dr. Werner Corrales con quien tuvimos este fin de semana pasado la oportunidad de compartir ideas acerca de ese trabajo que ya también en Bolívar se inició por intermedio de la Asociación Civil República Intelectual de Guayana para propósitos iguales. El compromiso de crear progreso para todos y eliminar la pobreza y toda fuente de exclusión. Tener instituciones fiables y fuertes que nos garantice el desarrollo en libertad y democracia.

Edición 1151. Twitter: @renenunezr

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