En democracia los partidos políticos
juegan un rol determinante: el relevo de los que ejercen el poder. Para ello, hay
que prepararse, organizarse y no repetir las equivocaciones, desviaciones e
injusticias cometidas por los que van a reemplazar. El equilibrio político.
La Venezuela de hoy, tiene
una necesidad democrática ineludible e impostergable: cambiar al actual estatus
quo político que nos gobiernan desde hace 20 anos. La razón muy sencilla, los
resultados no se corresponden con lo prometido en 1999, la mejora sustancial de
la calidad de vida integral de los venezolanos, sin distinción alguno. Mas del
80% de los venezolanos reconocen el fracaso social y daño estructural causado
por ellos a las instituciones y la economía.
Los partidos de oposición han quedado
reducidos a grupos sin el apoyo necesario para ser considerados alternativas de
gobierno. Algo grave y preocupante. Los seguidores perdieron la credibilidad de
sus líderes hasta tal punto que las convocatorias ya no son atendidas como
antes.
Se ha producido un quiebre
y desequilibrio democrático, que ha facilitado al partido de gobierno
apoderarse de todos los poderes, reformas y muy pronto de una nueva constitución
alineada a sus intereses ideológicos, a la falta de contrapesos políticos. Un régimen
que ha ido adquiriendo una autosuficiencia desmedida y sin control que lo ha
llevado a incrementar los abusos y las violaciones de derechos humanos, todas
muy graves. El más reciente, la detención arbitraria y muerte del concejal Femando
Alban.
Esta es la situación en la
que nos encontramos hoy. Con unos partidos opositores que no terminan de encontrarse,
que ya no participan en elecciones, no creen en dialogo con el gobierno ni con sus
similares, haciendo fácil el control absoluto de todos los espacios políticos e
institucionales. Siguen insistiendo en la errada estrategia de apostar todos
los huevos en una sola canasta: la comunidad internacional como opción de solución.
Hasta una intervención militar han exigido, los más radicales.
El grupo Lima, el más
identificado y consustanciado con el problema país, lo rechazo contundentemente
hace poco. Escribiendo la columna, me entero de que España ha solicitado a la
U.E cambiar sanciones por negociación con Venezuela.
Entre tanto, el desequilibrio
sigue ensanchándose y los partidos por lo pronto, no se aprecian como
alternativa de gobierno. Sus principales representantes siguen ocupados en
luchar por separado para ostentar el poder; impidiendo nuevas ideas y estrategias
unificadoras que intenten romper la barrera de la desconfianza que hay en la ciudadanía.
Es responsabilidad de los demócratas
trabajar mancomunadamente por la recuperación de un nuevo equilibrio
democrático, para lo cual se requiere que todas las fuerzas vivas logren unirse
y renovar la esperanza con ideas creíbles y viables, con una propuesta que sea
entendida por sus grandes aportaciones de progreso, desarrollo humano, solidaridad
y comunidad, reconociendo las exigencias de la economía desarrollada demandante
de imaginación creadora que el crecimiento desmesurado del sector público no
puede aportar.
El cambio comienza por
nosotros, demos el ejemplo. “La democracia puede solo sobrevivir, cuando sea
entendida por los ciudadanos”, G. Sartori.
(Edición 1462). Internacionalista. @renenunez51
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renejesusnuñezrodriguez
elportachueloderene.blogspot.com
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