Las conductas de gobiernos
en Centro y Sur América, salvo algunas excepciones, son similares en ejecutorias
y fracasos. Sigue privando la discusión bizantina de derechas e izquierdas; a
pesar de que la guerra fría cesó en 1989 con la caída del muro de Berlín y en
1992 con la disolución de la otrora Unión Soviética (URSS). Entretanto, en el
mundo desarrollado los temas en discusión son los de la vida, las libertades, los
derechos humanos, la propiedad privada, la productividad, la tecnología, el
combate contra la pobreza y el preocupante tema del ambiente.
Latino américa se encuentra
acorralada por gobiernos demagogos, abusivos, autoritarios, ineficientes,
corruptos e injustos. Una ingobernabilidad que silenciosamente socava las bases
de las instituciones en que se soporta la
República. Esa corriente tiene un nombre: Populismo. Un ejercicio perverso de
la política, donde activistas y protagonistas juegan con las pasiones, las
necesidades no satisfechas, las ilusiones e ideales de los pueblos;
prometiendoles soluciones inviables a cambio del voto. No cabe duda, se aprovechan
de la ignorancia y miseria, dejando fuera toda la razón y la lógica en la toma
de decisiones públicas.
El populismo termina desmantelando
las instituciones, modificando o reescribiendo las constituciones para amoldarlas
a los intereses ideológicos y personales.
Hoy más que nunca se hace
ineludible e impostergable para que los demócratas auténticos de nuestro
continente, asuman el reto de la promoción y defensa de la República ante la
creciente expansión y amenaza del populismo; pues el ente internacional
responsable de velar por ella, como es la OEA, no lo ha hecho hasta ahora.
Una cruzada democrática continental
en defensa y denuncia de las atrocidades que dirigentes y gobiernos populosos vienen cometiendo contra la institucionalidad y
los ciudadanos. Un esfuerzo capaz de avivar una pasión, la pasión por la educación,
la pasión por el intercambio de ideas, la pasión por el conocimiento, por querer
ser personas empoderadas de sus propios destinos con ayuda del Estado. La
defensa de los derechos a la salud, al trabajo decente, a una calidad de vida
integral sin distinción alguna.
El populismo ama tanto a
los pobres que los multiplica. Lo que busca es la multiplicación de la miseria,
para seguir recibiendo votos a cambio de dádivas que la gente necesita. ¡Ya
basta! el discursito de: tú estás mal porque alguien está bien. La lucha de
clases.
Para erradicar al populismo
se necesitan instituciones sólidas, seguridad jurídica, un estado de derecho
autónomo e independiente y, sobre todo, un parlamento que respete y promueva el
debate de ideas con argumentos, razón y lógica. La preeminencia de los
intereses de los ciudadanos, su desarrollo humano.
“Cualquier semejanza con la
realidad nacional, pura coincidencia”
@renenunez51 Instagram
nuñezrodriguezrenejesus
elportachueloderene.blogspot.com (edición 1422)
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