Desde la antigüedad los
seres humanos han venido abandonando sus lugares de origen en búsqueda de
mayores y mejores condiciones y beneficios que garanticen su prosperidad, seguridad
y bienestar personal o familiar. Emigran
por educación, por trabajo, por libertades, por
seguridad, por una calidad de vida integral. En fin, porque en sus países
los sistemas políticos instaurados no les garantizan el derecho humano a ser
felices y libres.
Eduard Punsent define la
felicidad como “la ausencia de miedo”. Sostiene
que cuando no tenemos miedo y, miramos al presente y al futuro con esperanza y
optimismo, somos felices.
Justo ese es el temor que se
ha venido apoderando progresivamente de la población venezolana para emigrar.
Venezuela ha pasado en la
última década de ser un país de inmigración a uno de emigración. Se estima que
más de dos millones de venezolanos han salido atemorizados fundamentalmente por
el presente y el futuro de Venezuela, bajo el actual modelo político y económico desde 1999. Por ese
éxodo, ya se han constituido colonias importantes de venezolanos en España,
Estados Unidos, Chile, Ecuador, Colombia, Panamá, México, Costa Rica y Brasil.
A Estados Unidos se habrían
ido alrededor de 450.000 nativos, a Colombia unos 470.000 y a España más de 300.000. La
tendencia a emigrar sigue en alza al calor de la gravedad de la crisis.
La mayoría de esas personas
que se fueron no quieren volver. Ya formaron raíces en otras tierras y quieren
olvidarse de lo que es vivir en Venezuela. Sin embargo, otros no pierden la
esperanza de que esa situación mejore para volver a su hogar, a sus tierras y
para estar cerca de sus seres queridos.
Lo más preocupante de esa
emigración forzosa, son los talentos, los profesionales con experiencia, una
generación de relevo necesaria que todo gobierno serio y responsable con el
progreso y desarrollo humano de sus ciudadanos debería preocupar y ocuparse de
evitarla.
Para los venezolanos hace
unos 18 años atrás la emigración no estaba dentro de sus prioridades de vida;
lo que sin duda, ha de llamarnos a todos a una sensata y equilibrada reflexión
para estudiar el fenómeno con patriotismo, inteligencia y madurez en procura de
no solo analizar sus causas con detenimiento y responsabilidad sino también
para aunar esfuerzos en la construcción de una unidad nacional que inspire
confianza y credibilidad alrededor de un proyecto país garante de la
institucionalidad, la ética de gestión pública y un plan de desarrollo
sustentable y descentralizado, viable en lo económico, con equidad social y
protector del medio ambiente. Pero eso sí sobre la base de una Educación
integral que nos garantice elegir mejores gobiernos, dirigentes y empleos
decentes.
@renenunez51 Instagram
nuñezrodriguezrenejesus
elportachueloderene.blogspot.com (edición 1423)
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