El 15 de octubre se produjeron
unos resultados electorales que sorprendieron tanto a los opositores como a los
oficialistas. Los primeros estaban confiados de obtener entre 20 y 23
gobernaciones por la crisis económico-social del país. En cambio, los segundos iban
por el arrase total convencidos de los beneficios del ventajismo, el abuso y la
influencia del poder del estado.
Las encuestas por su lado, daban
a la oposición entre 15 y 19 gobernaciones. Igualmente reflejaban el descontento
mayoritario de los venezolanos (80%) con el gobierno de Maduro y la exigencia
de cambios. Mientras un 85% decían no creer en instituciones, partidos y dirigencia.
La MUD venía de un
referendo interno (15julio) donde habrían votado más de 7 millones y medio de personas
justificando la necesidad de cambio de gobierno. Y el gobierno del sufragio del
30 de julio donde se eligió la ANC con el aval de 8 millones de electores según
CNE. Semanas después la oposición fue sorprendida por el gobierno con la
convocatoria de elecciones regionales para el 15 de octubre. Agarrándola dispersa
y dividida; poniéndola en el dilema de ir o no ir. Unos, no estuvieron de
acuerdo porque era convalidar la cuestionada ANC. Otros, la mayoría, optaron por
participar confiados en el voto castigo del electorado. Apenas el CNE abrió el
proceso, se inscribieron candidaturas de partidos e independientes con la promesa
de someterse posteriormente a unas primarias que, no tengo dudas, fisuró más el
frágil piso unitario democrático que le ha costado construir la MUD en el marco
de sus contradicciones de conducción, liderazgo e intereses.
La MUD estaba en
conocimiento contra quién se iban a enfrentar, un régimen acostumbrado a hacer
uso masivo de los recursos estatales en favor de sus candidatos, comprar votos
a través de subsidios, y el uso indiscriminado del poder el Estado para tomar
medidas obstruccionistas y restrictivas en lo electoral. También la oposición conocía
de la potencial amenaza de la abstención y sus debilidades internas.
¿Qué ocurrió? 48 horas
antes de las elecciones, el CNE anunció el cambio de lugares de votación para
700,000 votantes. Se incluyó boletas de
votación con nombres de opositores que habían perdido en las elecciones
primarias, lo que permitió al CNE anular al menos 90,537 votos de la oposición.
En el Estado Bolívar el candidato del oficialismo, Justo Noguera, fue
proclamado a la media noche dos días después de la votación; a pesar de que Andrés Velásquez con actas en
su poder, asegura haber sido el ganador.
El final de esta nueva
historia es que al oficialismo le fueron adjudicados 18 gobernaciones y a la
MUD 5. Entretanto, seguimos teniendo una
economía con una tasa de inflación superior a 1.000 por ciento por año, un
mercado desabastecido de alimentos y medicina, una amenaza constante de una
violencia desbordada y sin control.
@renenunez51 Instagram
nuñezrodriguezrenejesus
elportachueloderene.blogspot.com (edición 1419).
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