¡Hola mujer! Qué mal se te
ve. Cada vez más pálida e insegura. Estás irreconocible. No te pareces en nada
a la de hace años atrás. No eras ni rica ni pobre. Pero sí tenías un nivel medio digno de
crecimiento lento y firme. Con unos valores familiares muy lúcidos, caracterizados
por la sinceridad, la humildad, la solidaridad y el respeto a lo ajeno y a los mayores. Claro, con defectos, vicios y
antojos pero incomparables con los que hoy tienes y exhibes como algo normal. Has
llegado hasta el atrevimiento de decir sin vergüenza alguna “jodida pero feliz”.
De veras, no sé qué te hicieron o tú dejaste que te hicieran. Lo cierto es
que aunque lo niegues estas sobreviviendo en un ambiente nada sano y seguro.
Sometida a una violencia permanente psicológica, emocional y física. Tus días transcurren
angustiados y presos de miedo. Callada e incapacitada de expresar el enojo y
frustración que sientes contra el que te hace daño. El mismo que defiendes y dices
ser buena gente.
Soportar, permitir, lo
insoportable y aguantar maltratos no es amor ¡Mujer! La codependencia te está llevando a unas
relaciones tóxicas muy dolorosas que por lo general terminan en un caos. Una
depresión.
Una relación sana busca que
el amor sea libertad. Respeto a los derechos a una vida próspera, decente e
independiente. “Ama al prójimo como tú te amas a ti mismo”, nos anticipó Jesucristo.
No puedes amar a quien no
te ama con sinceridad, dignidad y respeto. El amor no se mendiga. La persona
lastimada termina siendo una limosnera y frustrada. No ¡Venezuela! Tú te
mereces algo mejor. Nadie por más dominio que pueda tener sobre ti puede
arrebatar los sueños de familia con sus proyectos de vida particulares. Porque
los sueños son los tuyos, no los de ellos, los cuales intentan imponerlos a la
fuerza en contra de tu voluntad.
¿Qué debes hacer, entonces
¡Mujer!? Para superar la pobreza mental, espiritual y material en que te
encuentras sumida. Primero, reconocer la grave enfermedad que padeces: la
adicción al “mal vivir”. Segundo, identificar a quienes han estado manipulando
y torciendo tu voluntad por medio de un modelo de convivencia pernicioso;
caracterizado por la siembra de miedo, odio y confusión para que no pienses y puedas
descubrir de lo que pretende hacer de ti como ciudadano. Tercero, aceptar que
el “futuro edén” prometido no se ha
materializado después de 18 años de domino sobre ti; el cual ha actuado como un
tipo de sedante psicológico para mantenerte victimizada y esperanzada. Cuarto,
déjate asesorar y ayudar por gente buena y honesta, con experiencia,
conocimiento, disciplina y pasión por el trabajo decente; creyente de libertades,
de progreso y desarrollo humano integral sin distingo alguno. Esos
especialistas los hay, no son muchos y hay que buscarlos donde estén para hacer
realidad tus ilusiones.
@renenunez51 Instagram
nuñezrodriguezrenejesus
elportachueloderene.blogspot.com (edición 1420).
Así es amigo René. Lastimosamente han destrozado el país, lo han regresado a los tiempos de mediados de siglo XX. La recuperación va a ser larga y dolorosa. Para colmo, en la diáspora se han ido muchos pobladores competentes, que ahora faltarán para una eventual recuperación.
ResponderEliminarMuy triste el caso de Venezuela, muy triste.
No ha habido un gobierno que odie tanto a los venezolanos como este. La ironía es que hacen ver que son los que más los aman y muchos se lo creen. Qué cosas veredes, Sancho!