domingo, 13 de noviembre de 2016

Comenzar, hacer, observar y pensar por Venezuela


                                     

Las relaciones humanas siempre han sido difíciles y complejas. Lo fue en el  pasado, lo es en el presente y lo será siempre en el futuro. Somos una raza imperfecta, cada ser humano tiene un ADN distinto. La complicación se agrava cuando la política, los gobiernos, los líderes y los intereses de la sociedad, entran en contradicciones y desencuentros para ponerse de acuerdo en propósitos comunes para garantizar la convivencia social en igualdad de trato, condiciones y oportunidades. La secuela son los conflictos.
Desde que el mundo tiene razón y conciencia, las lidias por lo general se han resuelto pacíficamente con diálogo, prevaleciendo la paz; en cambio, cuando se ha tomado la vía apocalíptica: la violencia, los daños humanos han sido incuantificables; sus responsables después recurren al coloquio que se negaron al principio.
Al diálogo fecundo es el que hemos estado invocando desde inicio del año para favorecer la resolución del  grave y mayúsculo conflicto-país que padecemos como resultado de unas políticas públicas ineficientes, excluyentes, pocas transparentes ante la mirada complaciente e encubridora de unos poderes públicos, no autónomos e independientes.
Ante ese vacío institucional, el autoritarismo descolló, haciéndose del control total del Estado, dejando indefensos y desprotegidos la ciudadanía en general; a quienes la constitución, las leyes, los gobiernos y los dirigentes se deben.
Afortunadamente, el sábado pasado por fin salió  “humo blanco”  de la II reunión plenaria del diálogo nacional con representantes del gobierno de turno y de la MUD,  al anunciarse la hoja de ruta que permitirá normalizar la relación constitucional entre los poderes, el respeto recíproco entre los mismos y la exploración en el marco legal, constitucional y de respeto a la soberanía nacional que contribuyan a la mejora de las condiciones de abastecimiento de la población. Acordaron otros temas, no menos importantes.
El que se haya iniciado el diálogo entre las partes no significa que el conflicto vaya a resolverse; sin embargo, que se haya dado el intercambio de opiniones y puntos de vistas con clara intención de lograr acuerdos, es un paso positivo y pro activo para alcanzarlos. Les toca ahora a los representantes de ambas partes, poner en ejercicio sus capacidades y habilidades estratégicas para seguir avanzando y desenredando un conflicto, donde hasta ahora el gobierno tenía absolutamente todo bajo control.  
Si la MUD como  el gobierno, obran con sinceridad y responsabilidad, anteponiendo los sagrados intereses de la nación por encima de sus intereses particulares, grupales y partidistas, existirán razones para creer y esperar buenos resultados; para ello, estos  actores no deben dejar que las posturas radicales de sus bandos se interpongan en este proceso de entendimiento nacional. Aquí la única apuesta a ganador, en esta primera etapa, es la solución de los problemas de abastecimiento de alimentos y medicinas, la inflación, el bajo poder adquisitivo, el trabajo decente, la seguridad, las libertades y bienestar social de todos los venezolanos.
. Presidente Ifedec, capítulo Estado Bolívar
@renenunez51                      elportachueloderene.blogspot.com
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