Desde
que se tiene conocimiento de la civilización, el ser humano ha estado emigrando
por razones múltiples y diferentes.
En
las primeras épocas, la propia naturaleza los obligaba a la búsqueda de
refugios y alimentos. Desde entonces, no ha dejado de hacerlo, aunque desde el
siglo pasado las causas han sido otras: políticas, económicas, sociales,
culturales, el miedo, el terror a las guerras y a la violencia en todas sus
manifestaciones.
Si
bien es cierto que el derecho de emigración es reconocido en la Carta de las
Naciones Unidas y tratados sobre derechos humanos, no es menos cierto que el
tema de inmigración no ha sido protegido pues, sin duda, la soberanía de las
naciones con sus propias legislaciones se ha cuidado en defensa de sus
intereses nacionales, haciéndola muy selectiva.
Este
tema hoy lo analizo desde tres enfoques diferentes, tomando en cuenta los pro y
en contra que tiene esta sensible, delicada y controversial materia. Estos son político,
legal o jurídico y humano.
Desde
el enfoque político, lo primero que hay que reconocer es la causa principal de
las emigraciones en estos tiempos globales que son los regímenes o gobiernos
directores de los destinos de las sociedades, los cuales no garantizan a sus
ciudadanos seguridad natural o jurídica, empleos decentes, educación, costos de
vida promedio accesibles. En fin, mayores y mejores oportunidades de progreso y
desarrollo humano con libertades.
El
debate político nacional e internacional ha estado centrado fundamentalmente en
la crítica al país recibidor del flujo migratorio. En el efecto y no en la
causa.
Los
responsables de producirlos y estimularlos se benefician porque se liberan -si
se quiere- de una carga social. Incluso, de una parte de población descontenta
por sus exclusiones y malos tratos.
Desde
el tópico legal o jurídico, como ya lo dijimos, no hay regulación internacional
en esto de la inmigración. Cada Estado o nación, por su independencia y
soberanía, establece a su conveniencia las reglas internas de convivencia
social, reservándose los requisitos y condiciones que debe cumplir un
inmigrante que llegue a su territorio en procura de refugio o asilo. La aceptación
y protección dependen del cumplimiento de sus leyes de inmigración.
Desde
la visión humana, el análisis de la temática se hace más complejo y, para los
radicales, visceral. Porque ya no se trata de la causa de motivación de la
emigración, ni de la legalidad, sino de la naturaleza humana misma que requiere
de una solidaridad y un trato digno al inmigrante que sale de su país en
búsqueda de libertad, garantías a su derecho de vida, a su propia seguridad
natural y jurídica, cuando se trata de sociedades democráticas.
Las
complicaciones se potencian cuando se entra a otro país de manera ilegal; por
lo que coloquialmente se conocen como caminos verdes. Cuando personas con
desviaciones sociales y delincuenciales se aprovechan de estas vías para
desplazarse y seguir siendo los mismos, pero en otras latitudes.
En
las fronteras de algunos estados, cómo México por ejemplo, se ha creado
organizaciones muy poderosas que han convertido el tráfico humano en una
lucrativa y criminal industria migratoria. Las familias pagan, sin garantía
alguna, por el paso hacia a los Estados Unidos.
Finalmente
hay otro detalle curioso, el de los inmigrantes que con el tiempo logran su
nueva ciudadanía. Sin embargo, se siguen comportando y exigiendo como si
tuvieran vigente la anterior.
Edición
1492. elportachueloderene.blogspot.com.
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Rene Núñez Rodríguez.
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