Las
democracias sucumben cuando los ciudadanos “dejan pasar” “dejan permitir” la partidización
de sus tres poderes básicos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El
contrapeso o equilibrio político institucional. La separación de los intereses
del Estado de los de las elites y organizaciones partidistas.
Montesquieu
decía “Cuando en la misma persona o en el mismo cuerpo de magistratura, la
potestad legislativa y la potestad ejecutiva están reunidas, no puede haber
libertad; porque se puede temer que el mismo monarca o senado pueda hacer leyes
tiránicas, para ejecutarlas tiránicamente”.
“De
nuevo, no hay libertad, si la potestad de juzgar no está separada de la
potestad legislativa y de la ejecutiva. Si estuviese unido a la potestad
legislativa, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería
arbitrario; debido a que el juez sería el legislador. Si se uniera a la
potestad ejecutiva, el juez podría tener la fuerza de un opresor”.
“Todo
estaría perdido, cuando el mismo hombre, o el mismo cuerpo, ya sea de los
nobles o del pueblo, ejerza esos tres poderes: el de hacer las leyes, el de
ejecutar las resoluciones públicas, y el de juzgar los crímenes o las
diferencias entre los particulares”.
Una
conducta societaria permisiva y torcida facilita la arrogancia de las élites formadas
alrededor del poder central para convertirse en el centro decisorio de los
nombres que dirigirán los poderes con miembros afines a su clase política,
haciendo desaparecer la soberanía popular como en efecto les ha ocurrido a
varios pueblos latinoamericanos.
La
democracia pierde el control, pues vigilantes puestos por los mismos
vigilantes. Por ello, ha crecido la corrupción, las injusticias sociales y
humanas. Los casos denunciados terminan en los mismos tribunales que las elites
de poder controlan.
Mientras
los rectores de los poderes no se elijan de manera democrática y transparentes,
con criterios de mérito, capacidad y experiencia probada; mientras no se aborde
la despolitización de la justicia no se garantizará la soberanía popular. Los
partidos políticos y los ciudadanos tienen la responsabilidad mayúscula en
defensa de la separación de poderes.
En
la Venezuela de hoy, no solo hay un déficit democrático sino también un fraude consumado
a los ciudadanos y una perversión del estado de derecho.
@renenunez51
Instagram renejesusnunezrodriguez Edición
1465 elportachueloderene.blogspot.com
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